¿Qué es el pecado? | Las leyes de la Curación (parte 2)

Hoy vamos a responder a la pregunta fundamental: Qué es el pecado.

¿Qué tal si te dijera que no es ni siquiera un error?

Esa es la idea radical que vamos a explorar hoy en la segunda parte de nuestra serie sobre Las leyes de la Curación, según la guía de Un Curso de Milagros.

En la Parte 1, establecimos que toda enfermedad es el resultado de la mente. Ahora, debemos ir más profundo, a la raíz de la idea que sostiene toda la enfermedad y el sufrimiento, y entender qué es el pecado.


La Metafísica de lo Imposible

El Curso nos dice algo que sacude nuestros cimientos:

«…el pecado va más allá de lo que se puede corregir al ámbito de lo imposible.»

Desde la Verdad del Ser, el pecado no tiene lugar. Es imposible que suceda un pecado dentro del Hijo de Dios. Por lo tanto, ni siquiera necesita «corrección», porque, en Verdad, no existe.

Pero esta no es nuestra experiencia. Nuestra experiencia es que la creencia en el pecado es muy real.

Y esa creencia ha hecho que ciertos errores parezcan estar «por siempre más allá de toda esperanza de curación», convirtiéndose en la eterna justificación del infierno.

🧭 La Mente Demente: Un Dios Dividido

Mientras no veamos el pecado como imposible, justificaremos el infierno como algo real.

«Si esto fuese cierto [que el pecado es real], lo opuesto al cielo se opondría a él y sería tan real como él. Y así la voluntad de Dios estaría dividida en dos…»

Esto, como señala el Curso, no tiene ningún sentido.

Pero es exactamente lo que hacemos en nuestra mente. Creamos una separación, una dualidad (Dios vs. pecado, bien vs. mal), y tomamos partido. Nos posicionamos en uno de los bandos.

Esta es la imagen demente de un Dios que ha perdido el juicio, un Dios que se rinde a los pies de la venganza, un Dios que «se pusiera a sí mismo a cargo del ataque».

Pero, ¿cómo puede ser imposible el pecado si lo vemos por todas partes? Esta es la trampa de la percepción. El Curso nos enseña que la Creación de Dios (la Verdad) es perfecta, inmutable y eterna. El pecado se define como algo que podría destruir o cambiar esa Creación. Si el pecado fuera real, significaría que la Voluntad de Dios puede ser opuesta. Esto es lo que es imposible, no porque Dios lo prohíba, sino porque la Creación es Total y no tiene opuestos.

Hemos proyectado nuestra propia mente demente en Dios, creando un Dios a imagen y semejanza de nuestro ego: vengativo, temeroso y juicioso.

Pero, como nos recuerda el Curso, esta imagen es solo eso: una defensa demente que no puede establecer que la imagen sea verdad.

💖 La Verdad no Necesita Defensa

«Nada puede hacer que lo que no tiene sentido lo tenga, y la verdad no necesita defensas para ser verdad.»

La Verdad (la Unidad, el Amor, el Ser) simplemente Es. No necesita que la defendamos, porque es Todo lo que Es. Por más que nosotros, desde la ilusión, no la veamos.

Las ilusiones, por otro lado, no tienen testigos reales ni efectos reales.

«El que las contempla no hace sino engañarse a sí mismo.»

Mientras estés atento a una ilusión (la culpa, la separación, el pecado) en lugar de a la Verdad, te estarás engañando constantemente.

El engaño se detiene en el instante en que decides cambiar el foco de tu atención, desde lo ilusorio hacia lo Real.


La Única Respuesta: El Perdón

Si estamos atrapados en un autoengaño, ¿cómo salimos? El Curso nos da una única función, una sola práctica para deshacer la ilusión de el pecado.

✨ El perdón como única función

«Perdonar es la única función que se puede tener aquí, y su propósito es llevarle la dicha que este mundo niega a cada aspecto del hijo de Dios allí donde parecía reinar el pecado.»

Esto es crucial. Donde vemos dolor, miedo o culpa, estamos viendo la ilusión de el pecado.

Sanar esa percepción, curarla, es perdonarla.

Cuando yo perdono esa percepción, perdonándome a mí mismo por mi error, me doy cuenta de que, en Verdad, nunca hubo un error.

Ahí es donde retomo la Conciencia del Hijo de Dios.

Esta es la única función que tenemos en el mundo de las formas. El perdón como única función nos saca del sueño hasta que recobramos la conciencia crística y nos damos cuenta de que el perdón mismo (como el pecado) es innecesario.

🧭 El Verdadero Perdón vs. El Perdón del Mundo

Debemos ser muy claros aquí. El perdón del que habla Un Curso de Milagros no tiene nada que ver con el perdón del mundo.

El perdón del mundo es transaccional y arrogante. Dice: «Tú me hiciste algo terrible (hiciste un pecado real), pero yo, desde mi superioridad moral, te absuelvo». Este tipo de perdón refuerza la realidad del pecado y la separación.

El Verdadero Perdón es un acto de corrección mental. Es la Rendición.

El Verdadero Perdón dice: «Lo que creí que me hiciste (el pecado) nunca ocurrió en la Realidad. Solo fue un error en mi percepción, un sueño de separación. Te veo ahora con los ojos del Espíritu Santo, y solo veo nuestra Inocencia compartida».

Perdonar no es cambiar a los otros. Es perdonar la percepción errónea que tengo, la creencia de que el pecado es real a través de eso que estoy percibiendo.

💖 Disolviendo la creencia en la separación

Tal vez no comprendamos completamente el papel del perdón en el proceso de deshacer la culpa. El Curso lo clarifica:

«Los pecados son creencias que interpones entre tu hermano y tú.»

Son percepciones interpuestas entre lo que yo creo que es «distinto» de mí (el otro) y yo. La creencia en la separación es el único pecado.

Cuando yo perdono, disuelvo esas percepciones. Quito las barreras y paredes que mi propia mente elaboró.

Esto no significa que los demás cambien sus percepciones. Significa que yo ya no los veo como «otros» separados de mí.

El Hijo de Dios es Uno Solo, y está siempre presente en todos. Esa es la función del perdón: recordar la Unidad y deshacer la creencia en la separación.


El Símbolo de la Separación

El ego necesita símbolos para hacer real su pensamiento. Si la creencia en la separación es la idea, ¿cuál es su símbolo?

✨ El cuerpo como símbolo de separación

Los pecados (las creencias en la separación) nos limitan al tiempo y al espacio. Nos dan «un pequeño lugar a ti y otro a él».

«En tu percepción, esta separación está simbolizada por el cuerpo, que claramente está separado y es algo aparte.»

Si vemos el mundo solo con los ojos del cuerpo, la separación es un hecho innegable.

Pero el cuerpo como símbolo de separación no es la causa de ella. Es el efecto de un deseo.

💖 El Cuerpo como Fortaleza

El cuerpo es mucho más que un símbolo pasivo; es la fortaleza del ego.

Es el mecanismo de defensa principal diseñado con un propósito: «probar» que el pecado es real y que la separación de Dios se ha logrado.

Cuando pongo mi atención en mi cuerpo y digo «yo soy esto», estoy expresando mi deseo de verme separado del otro.

Creo que en mi cuerpo estoy seguro, y que «fuera» hay algo (otro cuerpo, el mundo) que me puede hacer daño.

El cuerpo se convierte en el templo del miedo. Lo usamos para buscar placer y evitar el dolor, sin darnos cuenta de que ambos son las dos caras de la misma moneda de la separación. El uso de el cuerpo como símbolo de separación es la defensa central del ego contra la Verdad.

Cuando me doy cuenta de la Verdad y empiezo a practicar el perdón, me doy cuenta de que nada, en Verdad, puede hacerme daño. Mi Identidad no es el cuerpo; es la Conciencia Inmutable. Ahí es donde recobro la cordura.

🧭 El Deseo de Estar Aparte

Lo que el símbolo del cuerpo representa es «tu deseo de estar aparte y separado».

El perdón, por tanto, «elimina lo que se interpone entre tu hermano y tú». Es el deseo de estar unido, no separado. Es la voluntad de abandonar la fortaleza del cuerpo y descansar en la Mente Una.


La Sencillez de la Elección

El ego nos ha convencido de que la iluminación es un proceso arduo, que sanar el pecado requiere sacrificio y sufrimiento.

El Curso invierte esto. El camino es simple, y la elección está disponible ahora.

✨ El Leve Anhelo por el Cielo

«La salvación perfecta e íntegra solo pide que desees, aunque sea mínimamente, que la verdad sea verdad… y que abrigues un leve anhelo por el cielo como lo que prefieres a este mundo…»

Es mucho más simple de lo que creemos.

Quien piensa que es «difícil» llegar a este estado de elección instantánea por la Verdad es el ego. Es la mente conceptual, que obviamente no te va a dar el aval para su propia disolución.

La elección no es mental. Es una decisión de tu Conciencia, desde el corazón.

Es el acto de alinear tu voluntad con la Voluntad de Dios, en lugar de mantener una voluntad separada.

Si estás leyendo esto, si estás escuchando este mensaje, esa elección ya está disponible. Es una disposición que puedes llevar a cabo en este instante, volviendo a tu centro y decidiendo qué camino tomar: el del corazón (Unidad) o el de la mente (separación).

💖 La Voluntad de Dios: Tenerlo Todo

El instante en que elegimos la Verdad, el pecado se deshace, y cualquier milagro es posible.

Ese es el instante en que el Hijo de Dios percibe que sus deseos y la Voluntad de Dios son Uno.

«¿Qué dispone la voluntad de Dios? Dispone que su hijo lo tenga todo.»

No mucho. Todo.

Y Él garantizó esto cuando nos creó para que fuésemos todo. Es imposible perder nada si lo que tienes es lo que Eres.

🧭 El «Miserable Tesoro» del Ego

Aquí está la tragedia del ego. Acaparamos cosas, ideas, conceptos, personas y logros para encerrarnos en «lo poco».

«Aquí en este mundo el hijo de Dios no pide mucho, sino demasiado poco. Pues está dispuesto a ‘sacificar’ la identidad que comparte con todo a cambio de su propio miserable tesoro.»

Nos separamos del resto de la existencia por creer que solo somos esto: un cuerpo que necesita acumular para sobrevivir.

El tesoro del ego, por más exuberante que parezca, es diminuto, ínfimo e insignificante, cuando puedes tenerlo Todo, porque Eres Todo. Esta creencia es la verdadera respuesta a qué es el pecado.


Integración Final: La Puerta de Salida

No podemos aferrarnos a este «miserable tesoro» (la identidad separada) sin experimentar una «sensación de desolación, de pérdida y de soledad».

Ese es el tesoro tras el que hemos ido. Y no podemos sino tenerle miedo.

El Curso nos ha respondido qué es el pecado: es simplemente esta creencia en la separación, el «miserable tesoro» por el cual cambiamos el «Todo». Las leyes de la Curación nos muestran que esta idea es demencial.

Nos deja con estas preguntas penetrantes:

«¿Es acaso el miedo un tesoro? ¿Puede ser la incertidumbre tu deseo? ¿O es simplemente que te has equivocado con respecto a lo que es tu voluntad y a lo que realmente eres?»

💖 El Dolor como Brújula (La Práctica)

Te invito a que te tomes unos segundos ahora mismo para sentir qué emerge con estas preguntas.

¿Qué viene a ti con esto?

Eso que estás sintiendo en este instante, sea lo que fuese, es la puerta. La desolación, el miedo, la incertidumbre, la soledad… no son el problema. No son un castigo.

Son la brújula perfecta.

Son el sistema de retroalimentación de tu alma, la alarma que te dice, con perfecta honestidad: «Has elegido el camino del dolor. Has elegido creer en lo imposible».

Esa sensación es la evidencia de que has elegido el pecado (la separación).

Te invito a contemplarlo plenamente, sin importar lo que sea, por intenso que parezca. No luches contra ello. No lo llames «malo».

Míralo. Es la puerta que te lleva a la salvación, a través del perdón que propone el Curso.

Y ahora, al mirarla con Amor y sin juicio, puedes elegir de nuevo. Este es el único propósito de entender qué es el pecado: para poder deshacerlo.

Un abrazo enorme. Bendiciones para tu camino.

Karel