Este artículo expande la conversación del primer encuentro de «Emprender con Dios», que tuve el honor de compartir con mi querido hermano Joaquín Alterman (su Instagram @joaquinalterman).
Bienvenidos a este espacio. Hoy no solo comparto una reflexión, sino que abro la puerta a un nuevo ciclo de conversaciones: «Emprender con Dios».
Tuve la alegría de inaugurar este segmento junto a Joaquín, y mientras preparábamos la charla, emergió la pregunta que da nombre a toda la serie. ¿Qué significa realmente emprender con Dios?
Lo que surgió no fue una estrategia de negocios, sino una revolución en la percepción.
Descubrimos que no se trata de «meter a Dios» en nuestros proyectos, sino de darnos cuenta de que Él ya estaba ahí. Se trata de soltar la agotadora identidad del «hacedor» y permitir que el Ser dirija.
«Emprender con Dios» es la decisión consciente de unir el ser con el hacer.
Es la práctica de la No Dualidad Devocional aplicada al mundo de la forma: al trabajo, al dinero, a la creatividad y al marketing. En esta primera conversación, quisimos abordar el que quizás sea el bloqueo más profundo para cualquier persona llamada a compartir su don: el miedo a mostrarse.
Este artículo es una guía filosófica para trascender el miedo a mostrarse, no luchando contra él, sino entregándolo al único Guía que sabe cómo deshacerlo.
¿Qué es «Emprender con Dios»?
Antes de sumergirnos en el «miedo a mostrarse», sentí que era vital definir qué entendemos por emprender con Dios.
No es un concepto religioso. Es una decisión operativa.
Es el momento en que dejamos de operar desde la identidad del «hacedor» —ese «yo» separado que rema solo, estresado por los resultados— y elegimos operar como un «canal».
«Emprender con Dios» es la práctica de la No Dualidad Devocional aplicada. Significa que cambiamos el propósito de nuestro emprendimiento.
- El propósito del ego es OBTENER (clientes, dinero, validación).
- El propósito del Espíritu es SANAR (nuestra propia mente, el miedo, la culpa).
«Emprender con Dios» es, simplemente, despedir al ego como Director General e invitar al Espíritu Santo a que tome el mando. Nuestra única función, entonces, no es «asegurar el resultado», sino limpiar los bloqueos en nuestra mente que nos impiden escuchar Su Guía.
La Filosofía: ¿Qué es Un Curso de Milagros?
Para quienes no conozcan la herramienta que usamos como mapa, es fundamental explicarla brevemente.
¿Qué es Un Curso de Milagros? (UCDM) Es un sistema de entrenamiento mental. No es una religión, es una metafísica pura. Su objetivo no es enseñarnos el significado del Amor (que ya somos), sino deshacer los bloqueos que nos impiden experimentar el Amor.
Su filosofía es una forma de No Dualidad Devocional:
- Metafísica (No Dual): Postula que solo hay Una Realidad (Dios, Amor, Ser) y que todo lo demás (el mundo, el miedo, la culpa, el cuerpo) es una ilusión o un sueño de la mente separada.
- Práctica (Devocional): La forma de despertar de este sueño no es intelectual, sino a través de una práctica devota: el Perdón y la Rendición espiritual.
UCDM nos presenta dos sistemas de pensamiento:
- El Ego: La voz del miedo, la separación, la culpa y la carencia.
- El Espíritu Santo: La Voz del Amor, la Unidad y la Paz.
Este curso nos enseña que el mundo que vemos es una proyección de nuestra mente interna. Si vemos un mundo de conflicto, es porque albergamos conflicto (culpa) en nuestra mente.
Emprender con Dios es la práctica de, instante a instante, elegir al Espíritu Santo como nuestro Guía en cada decisión de nuestro emprendimiento.
La Raíz del Miedo: Proyección y Auto-Juicio
Ahora sí, entremos en el tema de este primer episodio. ¿Por qué, si tenemos un don para compartir, nos paraliza el miedo?
Trascender el miedo a mostrarse es el primer gran desafío.
Este miedo no es solo «pánico escénico». Es el miedo a apretar «publicar». Es la duda antes de ofrecer un servicio. Es la procrastinación que disfraza un terror más profundo: el miedo al juicio.
El miedo nace de una confusión de identidad. Creemos que somos el «hacedor»: un «yo» separado que tiene que crear, sostener y controlar un proyecto. Este «yo» (el ego) siente que su valor y su supervivencia dependen del resultado de esa acción.
✨ El Miedo al Qué Dirán y el Miedo al Rechazo
En nuestra charla con Joaquín Alterman, vimos que el miedo al que dirán y el miedo al rechazo son la misma cosa: la creencia de que la opinión del otro tiene el poder de definir mi valor.
Buscamos la validación externa porque hemos olvidado nuestra validación interna (nuestra Inocencia).
Pero aquí es donde UCDM da la vuelta a la tortilla: el mundo que vemos es una proyección. Por lo tanto, el juicio que temes «afuera» no es real.
«Tememos que el mundo nos juzgue porque nosotros ya nos hemos juzgado primero. Creemos secretamente en nuestra propia culpa, y proyectamos esa creencia en la audiencia.»
🧭 El Espejo: La Evidencia del Auto-Juicio
Lo que tememos no es la crítica. Lo que tememos es que la crítica confirme el auto-juicio que ya sostenemos.
Si yo, en el fondo, creo que «no soy suficiente» o que «soy un fraude», viviré aterrorizado de que alguien «ahí fuera» me descubra.
El auto-juicio es la creencia raíz en nuestra propia culpa. Y mientras esa creencia esté activa, «mostrarnos» será un acto de terror. Cada «like», cada comentario, cada cliente (o la falta de ellos) se convierte en un referéndum sobre nuestro valor.
La intensidad de tu miedo al que dirán es directamente proporcional a la intensidad de tu auto-juicio oculto.
Es un círculo vicioso:
- Me juzgo a mí mismo (creo en mi culpa).
- Proyecto esa culpa y espero ser atacado (temo al juicio).
- Cuando el ataque (o la indiferencia) ocurre, lo uso como prueba para confirmar mi auto-juicio original.
Para trascender el miedo a mostrarse, no podemos cambiar al mundo (la proyección). Debemos sanar la mente que proyecta (la culpa).
El Bloqueo Central: El Síndrome del Impostor
Este auto-juicio se manifiesta en el emprendedor consciente como el síndrome del impostor.
Es la voz que dice: «¿Quién soy yo para hablar de Paz, si ayer me enojé?» «¿Cómo voy a ofrecer esto, si yo mismo estoy sanando?» «Todavía no estoy listo. Necesito un curso más.»
🧭 La Falsa Autoridad del Ego
En nuestra conversación, coincidimos en que el síndrome del impostor es la creencia de que necesitas ser perfecto (según el ego) para poder servir.
El ego te vende una idea de «autoridad» basada en la perfección, la impecabilidad y la distancia («yo sé, tú no sabes»). El Espíritu te ofrece una autoridad basada en la autenticidad y la resonancia («yo estoy sanando igual que tú, caminemos juntos»).
«Es la idea de que ‘tengo que estar completamente sanado’ para poder acompañar a otro. Es la trampa más grande del ego espiritual.»
Un Curso de Milagros nos libera de esto. Nos enseña que la sanación es nuestro propósito, pero no es algo que completamos solos. Sanamos mientras servimos.
Tu «imperfección» no es un bloqueo; es tu mayor punto de conexión. Tu vulnerabilidad es tu verdadera fortaleza.
Cuando te muestras con tu aparente imperfección, le das permiso a tu audiencia para aceptar la suya. El «experto» perfecto crea distancia; el «hermano» honesto crea sanación.
El síndrome del impostor se cura cuando dejas de intentar ser el maestro y aceptas que eres un alumno gozoso, compartiendo las lecciones que estás aprendiendo.
El Perdón como Herramienta de Liberación
Si la raíz del miedo es el auto-juicio, la solución no puede ser «tener más confianza» (lo que solo refuerza al «hacedor»). La solución debe ser deshacer el auto-juicio.
Aquí es donde entra el perdón como herramienta de liberación.
En UCDM, el Perdón no es «disculpar» a alguien por un «pecado» real. Es reconocer que el pecado (la separación) nunca ocurrió. Es mirar la ilusión del miedo y ver el Amor (la Verdad) que yace detrás.
Emprender con Dios es usar cada aspecto de tu negocio como un aula para practicar este Perdón.
✨ 1. El Perdón a uno mismo (Deshacer el Auto-Juicio)
El primer paso es perdonar nuestra propia percepción. Cuando aparece el síndrome del impostor o el miedo al rechazo, la práctica es:
- Observar: No luchar contra la voz. Simplemente notarla: «Ah, ahí está el pensamiento de que ‘no soy suficiente'».
- No-Identificación: Reconocer que no eres ese pensamiento. Eres la Conciencia que lo observa.
- Entrega (Rendición): «Espíritu Santo, veo este pensamiento de ‘no ser suficiente’. Sé que no es la Verdad. Te lo entrego. Elijo la Paz en lugar de esto.»
El perdón como herramienta de liberación es un acto de honestidad radical. Es admitir que nuestro juicio (el auto-ataque) está equivocado y que la Voz de Dios (que solo ve nuestra Inocencia) tiene razón.
✨ 2. El Perdón a lo Externo (Deshacer el Miedo al Juicio)
Cuando temes el juicio de tu audiencia (el miedo al que dirán), estás viendo a esa audiencia como «otros» separados, como «jueces» que tienen el poder de lastimarte.
El Perdón deshace esto. Te recuerda que tu audiencia no son tus jueces; son tus hermanos, son tus salvadores. Son el espejo que te muestra dónde guardas tu propia culpa, para que puedas entregarla.
No perdonas al otro por lo que hizo. Perdonas tu percepción del otro.
«Cada ‘hater’ o crítico es una invitación disfrazada del Espíritu Santo, que te pregunta: ‘¿Vas a creer en esta ilusión de ataque, o vas a elegir el Amor?'»
Rompiendo el Juego de Roles: Víctima y Victimario
En la charla, profundizamos en cómo el auto-juicio nos mantiene atrapados en el drama.
Mientras creamos en nuestra culpa, inevitablemente proyectaremos esa culpa y nos veremos envueltos en el juego de roles (víctima y victimario).
El ego necesita este juego.
- Si «triunfas», eres un «victimario» (un impostor, alguien que «lo logró» a costa de otros).
- Si «fracasas», eres una «víctima» (del algoritmo, del mercado, de los «haters»).
Trascender el miedo a mostrarse requiere dejar de jugar a ambos.
El juego de roles es la base del drama del «hacedor». «Emprender con Dios» es la decisión de bajarse de ese escenario.
🧭 El Emprendedor como «Víctima»
Es fácil caer en esto. «Nadie me compra», «El algoritmo me castiga», «La gente no valora lo espiritual». Este es el lamento de la víctima. Es una postura que, aunque parece inocente, es una elección activa por la impotencia. Es una forma de decir: «El mundo externo tiene poder sobre mi Paz y mi abundancia».
Este rol es seductor porque nos absuelve de responsabilidad. Si soy una víctima, no tengo que sanar, solo tengo que quejarme y esperar a que el «mundo» (el victimario) cambie. Es la máxima expresión del auto-juicio proyectado.
🧭 El Emprendedor como «Victimario»
Esta es la otra cara. El «hustle culture», el marketing agresivo, el «dominar» el mercado. Es el intento de ser el «victimario», el que «gana» el juego. Pero esto nace del mismo miedo: la creencia de que si no atacas primero, serás atacado (la víctima).
Ambos roles son ilusorios. Están basados en la creencia en la separación. El «victimario» (el crítico) es solo tu hermano asustado, pidiendo Amor. La «víctima» (tu «yo» ofendido) es solo tu ego, pidiendo ser visto para ser sanado.
Cuando te niegas a ser la víctima (a través del Perdón), el victimario desaparece. Cuando ofreces Amor (Perdón) en lugar de defensa (contra-ataque), el juego se detiene.
El Propósito Real de «Mostrarse»
El camino de emprender con Dios requiere este cambio total de objetivo.
- El objetivo del ego al «mostrarse» es CONSEGUIR algo.
- El objetivo del Espíritu al «mostrarse» es SANAR algo.
Cuando el propósito de tu «hacer» se vuelve la sanación, el miedo al resultado desaparece.
🧭 El «Hacer» como Aula de Perdón
Cada vez que vas a publicar un contenido, a ofrecer un servicio o a hablar en público, el miedo al juicio aparecerá. ¡Perfecto!
Ese miedo no es una señal para detenerte. Es la señal de que el aula de sanación está abierta.
Tu «hacer» (el posteo, la charla) se convierte en la excusa perfecta que el Espíritu Santo usa para traerte a la superficie tus creencias de carencia y «no merecimiento».
Tu única tarea es observar ese miedo (el síndrome del impostor, la vergüenza, la autoexigencia) y no identificarte con él. Lo miras, le das las gracias por mostrarse, y se lo entregas al Espíritu.
Y entonces, aprietas «publicar».
Si el post «fracasa» (según el ego), pero tú usaste ese momento para entregar tu miedo, la publicación fue un éxito absoluto. Cumplió su única función: sanar tu mente.
Sanar el Miedo a Cobrar (Emprender con Dios)
Una de las formas más intensas del miedo a mostrarse es el miedo a cobrar.
Es la creencia de que «lo espiritual» y «el dinero» no deben tocarse. Es la culpa de «ponerle precio» al don.
Un Curso de Milagros es radical en esto: el dinero es neutro. Es un símbolo. Como todo símbolo, puede ser usado por el ego (para separar, juzgar, acumular) o por el Espíritu Santo (para sostener el servicio, intercambiar valor, extender el Amor).
Emprender con Dios no significa no cobrar. Significa entregarle al Espíritu Santo la función del dinero.
💰 Dar y Recibir son lo Mismo
La culpa al cobrar nace de la creencia en la separación. Creemos que «yo» (el dador) le «quito» dinero a «otro» (el receptor).
UCDM nos recuerda que dar y recibir son lo mismo. Cuando ofreces un servicio desde el Amor, la energía que extiendes es la misma que recibes. El dinero es solo el símbolo de ese intercambio de energía, un símbolo de la gratitud.
Rechazar el dinero por culpa es, en realidad, una forma de arrogancia espiritual. Es creer que tú eres la fuente del don (en lugar de Dios) y que el otro es «pobre» o «incapaz» de participar en el flujo de la abundancia.
Sanar el miedo a cobrar es sanar la creencia en la culpa. Es reconocer tu merecimiento, no por ser «perfecto», sino por ser el Hijo de Dios. Es permitir que la abundancia fluya a través de ti, en todas sus formas.
Integración Final: Tu Función es Ser el Canal
Mi conversación con Joaquín Alterman fue un recordatorio de que emprender y sanar son el mismo camino. No podemos separar nuestra vida «espiritual» de nuestra vida «profesional».
Las claves que compartimos para trascender el miedo a mostrarse son:
- Cambiar de Identidad: Dejar de operar como el «hacedor» y asumir tu rol como el «canal» o el «testigo» gozoso.
- Cambiar de Propósito: Mover el objetivo del «resultado externo» (dinero, validación) a la «sanación interna» (Paz, Perdón).
- Cambiar de Guía: Practicar la Rendición espiritual en cada decisión de negocio, entregando el «cómo» al Espíritu Santo.
El síndrome del impostor se cura cuando te das cuenta de que «tú» (el ego) no tienes que saberlo todo. Tu única función es hacerte a un lado para que la Sabiduría que sí sabe (el Ser) pueda hablar a través de ti.
Trascender el miedo a mostrarse no significa que el miedo nunca más aparecerá. El ego seguirá hablando.
Significa que el miedo ya no toma las decisiones.
Significa que ves el miedo, sonríes, lo tomas de la mano y se lo entregas al Espíritu. Y entonces, actúas.
Tu función, como emprendedor consciente, no es ser el «héroe» de la historia. Tu función es ser el canal por el cual el Amor se extiende. No tienes que preocuparte por qué decir, cómo decirlo o quién lo escuchará.
Tu única preocupación es quitar tus propios bloqueos (tu auto-juicio, tu miedo) para que el mensaje pueda fluir sin interferencias.
La No Dualidad Devocional es eso: la devoción a limpiar el canal. Cuando el canal está limpio, la música es perfecta, y el «músico» (tú) descansa en Paz.
Un abrazo enorme. Bendiciones para tu camino.
Karel
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