¡Buenas, queridos Hermanos!
Si ya tuvieron la oportunidad de ver el video de hoy, saben que estamos a punto de sumergirnos en un concepto que lo transforma todo: ¿Qué es la Presencia?
Es un viaje hacia el corazón de lo que somos, un recordatorio de que la verdad más profunda siempre está aquí, en este instante.
La Presencia: Aquí y Ahora ✨
Mis queridos, la Presencia no es un concepto etéreo o un ideal lejano. Es, ante todo, un estado donde todo está permitido, un espacio para perder el miedo a aquello que simplemente es.
No podemos conocerla en otro momento que no sea este, el instante presente. Es imposible recordarla, porque eso sería un pensamiento, o preverla, porque sería una proyección del «yo» hacia el futuro.
La Presencia solo puede ser conocida aquí y ahora, en este único e irrepetible instante. Es más, cuando nos abrimos a ella, debemos hacerlo con una humildad profunda, porque ella ya es por sí misma; no necesita de nuestra percepción ni de nuestras definiciones.
De hecho, si intentamos definirla, se nos escapa de las manos, porque es, en esencia, indefinible.
Un Abrazo de Quietud Infinita 🧘♀️
En esta expansión de la Presencia, encontramos una quietud abarcante que comienza a diluirnos en sí misma. No es algo que nos contiene a nosotros como si fuéramos entidades separadas, sino que es algo mucho más grande, un todo que nos envuelve.
Esto es lo que llamamos la no dualidad devocional, esa confianza profunda en que hay algo integrador —llámalo Dios, la Fuente, el Espíritu— que nos incluye a todos y de lo que nada puede escapar. Es todo, absolutamente todo.
Aquí es donde vemos la diferencia, por ejemplo, entre la no dualidad del Buda y la de Cristo. Buda habla de la presencia del vacío infinito e informe del que todo emerge.
Pero el aporte de Cristo nos dice que ese vacío es la Presencia de la Conciencia Eterna, un Padre o una Fuente en la que uno puede descansar y sentirse plenamente incluido. ¡Qué regalo esta perspectiva!
Despertar la Conciencia Interior 💡
Desde este estado de Presencia, comenzamos a tomar conciencia de absolutamente todo. Nuestro punto de referencia se expande y empezamos a integrar y ser conscientes de lo que pensamos, sentimos y hacemos. Lo curioso es que probablemente harás menos cosas, pero serás mucho más consciente de ellas.
Dejas de identificarte con tus pensamientos y emociones, y te posicionas en un lugar de observación y contemplación. Ves todo pasar: tus ideas, tus sentimientos, lo que ocurre a tu alrededor. Al principio puede ser abrumador, sí, pero es porque estás despertando a una conciencia mucho más vasta.
Lo maravilloso de esto es que, poco a poco, te das cuenta de que tienes la potestad de decidir qué hacer con todo eso que observas. No respondes por reacción, sino que eliges conscientemente dónde dirigir tu energía.
Este estado de quietud y paz comienza a extenderse de forma natural, no porque intentes estirarlo en el tiempo (¡recuerda que el tiempo no existe en el presente!), sino como un efecto de tu creciente conciencia.
No se trata de imitar efectos o de acumular técnicas de meditación sin un verdadero anclaje. La verdadera paz y trascendencia emergen de la presencia interior, que disuelve viejos patrones y te libera de la ilusión de tener que perseguir algo externo.
De Aquí Emerge Todo 🌟
La Presencia es el punto bisagra, el principio fundamental. Desde aquí emerge todo. La realidad que percibimos, lo físico, lo material… todo surge de esta profunda Presencia. No hay nada más profundo que conectar con el estado del que emerge toda la realidad que experimentamos.
No hay nada que ganar, nada que alcanzar, solo ser y emitir tu propio resplandor, reconociendo lo que ya eres: un ser existencialmente completo.
Así que, mis queridos, espero que este mensaje haya iluminado aún más este concepto tan liberador.
Un abrazo inmenso, y nos encontramos en este instante.
Karel