¿Y si no fueras ese “yo” que creés ser? | EGO

Hola Semillas,

En el video que tienen justo aquí arriba 👆, abordamos un tema central que a menudo genera confusión pero que es vital en nuestro despertar consciente: el ego. Esta palabra resuena constantemente en el camino espiritual, y comprender a qué nos referimos cuando la usamos es el primer paso.

El Ego: «yo» 🤔

Cuando hablamos del ego, según la fuente, nos referimos a esa identificación que tenemos con un «yo» con y minúscula. Este «yo» minúsculo es una percepción limitada y lineal, muy diferente del «Yo» con Y mayúscula, que representa el ser completo, desde una comprensión mucho más amplia y sin la distinción de la dualidad.

El ego es descrito como el «hacedor imaginario que está detrás de todo pensamiento y acción». Es esa parte de nuestra mente limitada que cree que está «haciendo» a través de lo que piensa.

Y aquí viene lo interesante: pensamos porque creemos que con los pensamientos estamos haciendo, y al pensar que estamos haciendo, justificamos la existencia de este ego.

Se cree que es necesario y esencial para la supervivencia; el ego piensa: «si no pienso, no sobrevivo». La fuente aclara que esto no es real, pero verlo requiere trascender la perspectiva del ego mismo.

El Frasco de Pensamientos y la Autoprogramación 🏺

Podemos visualizar el ego como una serie de hábitos de pensamiento atrincherados. Es el resultado de constructos de pensamientos que hemos «enfrascado» para definir lo que creemos ser. Decimos: «yo soy esto» (todo lo que cabe en este frasquito de pensamientos) «y no soy esto otro».

Esto nos lleva a discriminar el mundo exterior, como si no fuera parte de nosotros por no estar «dentro del frasco» de lo que pensamos que somos.

Piensen en frases típicas: «yo soy así», «esto me pasa a mí», «esta es mi manera de ser». Todas estas frases limitan la existencia y refuerzan esos pensamientos dentro del concepto egoico.

Estos pensamientos se refuerzan enormemente por la repetición y el consenso social. Si vemos que «todo el mundo lo hace», parece validado. Cada vez que repetimos un pensamiento egoico, lo validamos en una realidad que creamos a partir de él, y lo guardamos en un lugar de acceso rápido en nuestra mente, usándolo inconscientemente.

La fuente añade que el lenguaje mismo refuerza el ego. Pensar con palabras es una forma de autoprogramación. Usamos el lenguaje de manera limitada y limitante, programándonos ya sea de forma útil o inútil a través de las palabras que repetimos internamente. El lenguaje, por naturaleza, limita la percepción a los significados que él mismo asigna a las palabras.

La Dualidad y el Verdadero «YO SOY» ✨

El uso del pronombre «yo» con y minúscula como sujeto y causa implícita de las acciones es un error muy serio. Automáticamente crea una dualidad de sujeto y objeto. Al auto-referenciarnos como «lo único», el «yo», nos sentimos distintos, separados de los demás.

Esta separación es señalada por la fuente como el origen del pecado original en el cristianismo, dando lugar a la identidad egoica, ese «yo» separado.

Por eso, cuando hablamos del «Yo» en un sentido más amplio y libre, nos referimos al «YO SOY», que es mucho más abarcativo. David, en otro momento del libro, menciona que «Yo soy» es redundante porque abarca tanto lo que soy como lo que no soy.

Referirnos al «Yo» es hablar del ser completo y total, en contraste con el «yo», que es egoico y limitado.

La invitación siempre es a ir más allá de las interpretaciones y significados del pasado que están guardados en ese «frasco», para abrirnos a nuevos significados que emerjan desde la intuición, desde un campo más grande, desde fuera del frasco del ego.

Observar el ego es clave para dejar de vivir identificados con esa parte limitada de nosotros.

Un abrazo consciente para todos.

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