🌟 No viniste a empequeñecerte

❄️ Una fria mañana

Mientras caía nieve en Córdoba —algo poco habitual— sentí que todo lo vivido en los últimos días se condensaba en una verdad silenciosa:

Ya no puedo seguir disminuyéndome.

Ya no puedo fingir que no veo lo que está naciendo en mí.

Ya no puedo seguir alejándome de la luz solo para no incomodar.


🕊 El cuerpo no es el enemigo. Es el puente.

En el Curso de Milagros leí una frase que me estremeció:

“El único valor del cuerpo es acompañar a tus hermanos y llevarlos contigo hasta el puente, para allí ser liberados juntos.”

Y entonces comprendí:

Mi cuerpo no está aquí para brillar por sí mismo.

Tampoco para esconderse.

Está aquí para servir como canal del Amor.

Para que otros puedan verse en mí… y recordar quiénes son.


💭 Pensar en pequeño es negarte

Hace unos días, un amigo me dijo:

“Estás pensando en pequeño.”

Y aunque lo dijo en un contexto relacionado con el dinero, algo más profundo se activó. Me di cuenta de que sí estaba pensando en pequeño… pero sobre mí mismo.

Estaba reduciendo mi luz. Disfrazando mi verdad. Adaptándome. Disimulando.

Por miedo a brillar. Por miedo a ser visto.

Por miedo a que los demás no sepan qué hacer con eso.

Pero ahora lo veo: eso también es ego. No el que se engrandece, sino el que se autoanula para mantener el control.


🌿 La luz no se esconde.

Muchos de nosotros, al despertar, sentimos culpa por irradiar algo que los demás aún no comprenden.

Pero tu luz no está para ser entendida. Está para ser compartida.

No sos especial. Sos transparente.

Y esa transparencia, cuando es genuina, no genera separación… sino que abre el camino.


🌉 Acompañar hasta el puente

No viniste a convencer a nadie.

Viniste a acompañar.

A extender tu mano amorosa hasta donde el otro esté listo.

Y a confiar que, al llegar al puente, la liberación será mutua.

Porque nadie cruza solo.

Y nadie necesita caminar en la oscuridad si vos ya encendiste tu fuego.


✨ Para recordar:

No viniste a disimular tu luz. Viniste a ser canal.

Reconocer tu luz no es arrogancia. Es servicio.

La verdadera humildad no es minimizarte.

Es permitir que Dios se exprese a través de vos… sin interferencia.

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