validación externa

Validación externa: la trampa de buscar aprobación


👁️ La mirada de los demás

Desde la infancia hemos aprendido a buscar aprobación o validación externa. Las notas en la escuela, las palabras de aliento de nuestros padres, los aplausos en actividades o deportes: todo parecía girar en torno a “hacerlo bien” para ser vistos y reconocidos.

Así se fue instalando, casi sin darnos cuenta, la creencia de que nuestro valor depende de cómo nos perciban los demás.

Cuando buscamos esa mirada externa, cedemos el poder sobre nuestra paz. Una sonrisa de aprobación nos eleva, un gesto de indiferencia nos hunde. Nuestra identidad parece colgar de un hilo que no controlamos.

“El deseo de ser comprendido oculta el miedo a descubrir que ya soy completo.”

En este punto, ya no vivimos para expresar lo que somos, sino para sostener una imagen. Esa es la raíz de la esclavitud interior: la idea de que debo demostrar algo para ser digno de amor.


🪞 La raíz de la búsqueda

La validación externa es solo un reflejo de una creencia más profunda: la idea de que “no soy suficiente tal como soy”. Esa sensación de carencia se proyecta hacia afuera en forma de búsqueda constante de aprobación.

Podemos recibir elogios, reconocimiento, likes, aplausos… pero al poco tiempo vuelve la ansiedad, porque nada externo puede llenar un vacío interno. Es como intentar saciar la sed bebiendo agua salada: cuanto más la bebo, más sediento quedo.

El reconocimiento externo nunca calma la sed interior, solo la posterga.

Cuando empezamos a ver esto con honestidad, nos damos cuenta de que no se trata de acumular más validación, sino de reconocer que la raíz de la búsqueda es una ilusión: nunca hemos carecido de valor, solo lo hemos olvidado.


🔄 El círculo de la autoexigencia

Buscar validación genera otro efecto: la autoexigencia. No solo queremos ser aceptados, sino que tememos al rechazo. Queremos evitar “hacerlo mal”, no decepcionar, no equivocarnos. Entonces, levantamos estándares imposibles que nos mantienen en una tensión constante.

Esto crea un círculo:

busco aprobación → me esfuerzo en cumplir expectativas → me desgasto → no siento suficiente → vuelvo a buscar validación.

Un ciclo interminable en el que la mente cree que está avanzando, cuando en realidad solo está girando en su propia rueda.

“El reconocimiento externo nunca es un destino, siempre es una excusa de la mente para postergar la paz que ya está aquí.”

Cuando vivimos desde este círculo, la autenticidad se pierde. Dejamos de hacer lo que nace del corazón y comenzamos a actuar desde el miedo, el deber o la obligación. Esa es la señal más clara de que hemos entregado nuestra libertad a los ojos ajenos.


🌌 El costo invisible de vivir para otros

Más allá del desgaste emocional, la necesidad de validación externa tiene un costo profundo: nos desconecta de nuestra verdadera voz interior.

  • Perdemos tiempo en proyectos que no nos llenan, solo porque “se ven bien” para otros.
  • Decimos que sí cuando queremos decir que no, para no decepcionar.
  • Suprimimos nuestra vulnerabilidad, creyendo que mostrarla nos hará menos valiosos.

El resultado es una vida vivida “para la foto”, donde el aplauso se convierte en la meta y la autenticidad queda relegada.

Y sin embargo, todo este esfuerzo no garantiza nada: las opiniones ajenas cambian, son contradictorias, y nunca podremos controlarlas del todo.


🌱 La liberación: volver al centro

La verdadera liberación llega cuando reconocemos que nada externo puede darnos lo que ya somos. El valor, la dignidad, el amor, no dependen de los demás: son inherentes a nuestra esencia.

La mirada de los demás deja de tener el mismo peso cuando comprendemos que no tienen poder sobre nuestra realidad interior. Lo único que puede afectarnos es la interpretación que nosotros hacemos de esas miradas.

Desde la visión no-dual, esto se revela con claridad: no hay nada que demostrar, nada que ganar, nada que perder. La plenitud del Ser no se mide en opiniones.

Al contemplarlo, surge una experiencia de libertad muy concreta:

👉 La libertad de hablar sin miedo a no ser entendido.

👉 La libertad de actuar sin esperar aplausos.

👉 La libertad de equivocarse sin culpa.

👉 La libertad de ser, sin pedir permiso.

“Mi valor no está en cómo me miran, sino en lo que soy cuando dejo de mirarme a través de otros.”


✨ Práctica de contemplación

Te propongo un ejercicio simple de 3 minutos:

  1. Cierra los ojos y respira profundo.
  2. Observa si aparece en tu mente la pregunta: “¿Qué pensarán de mí?”
  3. Reconócelo con suavidad, sin lucha, y repite internamente: “Lo que soy ya está completo. No necesito validación externa.”
  4. Permanece en silencio, permitiendo que esa verdad se asiente en tu interior.

No es un método para “conseguir algo”, sino una contemplación amorosa. Permite que se imprima en tu conciencia la certeza de que nunca necesitaste validación para existir.


💡 Una mirada más amplia

Liberarse de la validación externa no significa rechazar a los demás ni ignorar la importancia del vínculo humano. Significa recordar que el amor verdadero no depende de opiniones cambiantes, sino que nace de la unión con lo que somos en esencia.

Cuando dejo de vivir buscando aprobación, todo lo que comparto se vuelve más auténtico, más libre, más pleno. Y paradójicamente, es entonces cuando la vida se abre con más abundancia, porque ya no estoy actuando desde la carencia, sino desde la plenitud.

✨ Hasta este instante.

Karel

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