Buenas, buenas, queridas semillas. ¡Qué alegría encontrarnos de nuevo en este espacio sagrado de reflexión! ✨
Si han visto el video de hoy, saben que vamos a sumergirnos en un tema que, de verdad, puede cambiar nuestra perspectiva sobre la paz y la felicidad: las tres trampas principales del ego.
El ego, mis queridos hermanos, es ese compañero un poco travieso que constantemente intenta alejarnos de esa paz que es intrínseca a nuestra vida, a nuestra conciencia. ¿Por qué creemos que la paz es algo que hay que ganarse, un logro futuro, externo, por el cual debemos sacrificarnos?
La verdad es que la paz siempre está disponible, en este mismo instante, sin importar lo que estemos viviendo. Es hora de abrir los ojos y darnos cuenta de cómo, sin querer, caemos una y otra vez en estas astutas trampas.
🧘♀️ Trampa 1: Creer que solo somos un cuerpo
La primera y una de las más profundas trampas es la creencia de que somos solo un cuerpo. Claro, el cuerpo es una parte fundamental de nuestra experiencia aquí, en esta vida encarnada. Lo estamos usando para interactuar con el mundo, pero aquí está la clave: es algo que usamos, no lo que somos.
Cuando creemos que somos solo este cuerpo, el ego nos lanza la idea de que puede ser amenazado, perecer, enfermarse, ser atacado. Y así, vivimos en constante inseguridad, con miedo a que algo malo nos pase. Andamos por la vida con un escudo, ¡siempre a la defensiva!.
Pero detente un momento y observa: ¿quién o qué creó este cuerpo tan complejo y perfecto? No fuimos nosotros. Hay una inteligencia superior que no solo lo creó, sino que lo mantiene y lo renueva constantemente. ¡No tenemos el mismo cuerpo todos los días, las células mueren y se renuevan! Date cuenta de que, si puedes observar tu cuerpo, si puedes sentirlo y recorrerlo con tu atención, entonces no eres el cuerpo. ¡Eres la conciencia que lo observa!. Reconocer esto nos ayuda a diluir ese miedo que el ego tanto fomenta.
🕰️ Trampa 2: Buscar la paz en el pasado o en el futuro
La segunda gran trampa del ego es la idea de que la paz estuvo en algún momento de tu historia o que estará en el futuro, como un logro a alcanzar. Pensamos: «Seré feliz cuando tenga esto» o «cuando logre aquello».
Pero aquí está la verdad: la esencia de la conciencia, el universo, Dios o como quieras llamarle, nos ha creado completos. Somos una expresión perfecta del todo, y al universo no le falta nada en este instante. Por ende, a ti tampoco te falta la paz. La falta de paz es solo una creencia del ego que nos arranca de la experiencia presente.
Proyectamos nuestra paz: «Mi paz será cuando tenga una casa, un trabajo, viaje, tenga tiempo para tal cosa». Lo echamos hacia adelante, lo expulsamos de este instante presente. O, por el contrario, nos aferramos a un momento de paz vivido en el pasado, creyendo que es imposible volver a experimentarlo.
Esta trampa esencial nos dice que «este instante no tiene lo suficiente para que seas feliz o vivas en paz». Nos enredamos en pensamientos de miedo, culpa, dudas, o preocupaciones económicas, y todo eso siempre apunta al pasado o al futuro. La paz no está condicionada por tus problemas económicos o de pareja. La paz está aquí, ahora mismo, tal como se está dando todo. Si te relajas y te abres a la conciencia en este instante, te darás cuenta de que no necesitabas esperar, hacer o tener nada a futuro para sentirla.
🌍 Trampa 3: Depender de lo externo para la paz
Finalmente, la tercera trampa, muy sutil y entrelazada con las anteriores, es creer que la paz nos la va a dar algo externo. El ego es un maestro en hacernos dependientes: del cuerpo, del tiempo, de las situaciones, de las personas, de lo que poseemos. Nos dice que no estamos en paz por los políticos, porque está nublado o porque estamos en números rojos. Siempre busca justificar la ausencia de paz con algo de afuera.
Pero nuestra vida y nuestra paz no dependen del ego. Nosotros lo hemos creado al creernos separados de esa vida y por eso la buscamos fuera. La paz es intrínseca a este instante, a tu existencia. No necesitas acumular o atraer cosas para ser. Puedes tener una casa, un auto, una empresa, una pareja… ¡claro que sí! Pero tu paz no depende de ello. De lo contrario, vivirás aferrado a esas cosas con miedo a perderlas, o miedo a no conseguirlas.
Es tan simple verlo, que a veces creemos que no puede ser tan fácil. Personas que lo tienen todo —salud, logros— pueden sentirse inseguras, incompletas, vacías. Esto es porque se dan cuenta de que nada de eso importa realmente para la paz interna.
Observar estas trampas es la verdadera iluminación. Es arrojar luz donde antes había oscuridad, y al hacerlo, el ego comienza a disolverse.
Te mando un abrazo enorme, mis queridos, y nos vemos en el próximo video. ¡Adiós!.