La Verdad sobre el DINERO en la Espiritualidad

¡Queridos Hermanos!

Hoy vamos a hablar de un tema que sé que resuena mucho, y que seguramente vieron «arriba» en el título: La Verdad sobre el DINERO en la Espiritualidad.

Entremos de lleno, porque este es un terreno donde a veces hay mucha confusión y condicionamientos. ¿Cuántas veces hemos escuchado esa idea de que la espiritualidad y el dinero no se llevan bien? Pues bien, vamos a desmitificar esto.

El Condicionamiento y la Percepción del Dinero

Muchas veces venimos arrastrando una percepción del dinero que, desde la espiritualidad, se ha rechazado. Pero ojo aquí, ¿rechazado por conveniencia de quién? Muchas veces, por conveniencia del ego, que ha querido poner el poder en lo material, cuando el verdadero poder viene de otro lado, de un lugar más elevado, como decía Jesús, del reino de los cielos.

Y ese poder del reino de los cielos luego se expresa en la materia. Pero si nos creemos desconectados de esa fuente y solo vemos lo material, le damos un poder que no tiene. Y claro, si le damos ese poder, ahora va a representar ese poder de Dios a través de la forma, y terminamos creyendo que la forma es Dios. Entonces, tener mucho dinero se asocia con tener a Dios, y no tenerlo, con rechazarlo. Fíjense qué trampa mental.

Trascendiendo la Dualidad: El Poder Interior

El error aquí no es la cantidad de dinero. No importa si tengo mucho o poco, porque ambos son polos de una dualidad, posicionamientos del ego que va a querer defender. Tanto si crees que por ser muy espiritual debes tener mucho dinero para demostrarlo, como si crees que vivir en escasez te hace más espiritual, estás en el mismo error.

El poder viene desde otro lugar, desde nuestro interior. Desde reconocer la verdad, a Dios dentro de nosotros, trascendiendo la forma del mundo para encontrarlo más allá de lo material. Si entendemos esto, todo lo que es menor que Dios forma parte de él, pero no es el todo. Y si nuestro poder viene de ese todo, como imagen y semejanza, podemos elegir en la forma las diferentes experiencias, incluyendo los niveles económicos, sin que eso defina nuestro valor espiritual. Por ende, no hace falta sufrir por no tener dinero.

En mi propio camino, durante mucho tiempo creí que tener poco dinero me hacía más espiritual. Esa idea del ascetismo, del desapego, era una forma de no caer en la avaricia y no darle al dinero un poder que no posee. Pero al crecer en conciencia, comprendemos esto desde otro lugar. No necesitamos alejarnos del dinero para reconocer que el poder no reside ahí.

Estar en el Mundo Sin Ser del Mundo 🌎

Considero que estamos en un punto de conciencia donde podemos entender que estar en el mundo no significa ser del mundo. Podemos estar en la forma que elijamos, utilizándola, compartiéndola, pero sin creernos que eso es lo que somos. Nuestra esencia permanece intacta, tengamos mucho o poco dinero.

Además, seamos honestos, en ningún momento «tenemos» el dinero, ¿verdad? Es una ilusión de la forma. A lo sumo, tangibilizamos papelitos pintados con números, que en sí mismos no tienen poder hasta que la sociedad se lo confiere. Venimos y nos vamos sin nada material. Entonces, ¿por qué le damos tanta atención y dejamos que dirija nuestras vidas, cuando la verdadera responsabilidad y el poder vienen de otro lugar?

El Reino de los Cielos

Jesús decía: «Al César lo que es del César». En este contexto, podríamos decir: a Milei lo que es de Milei. En la forma, el dinero se distribuye como el mundo considera adecuado. Pero eso queda en el mundo. En el reino de los cielos, lo que se comparte y se transfiere es el poder de la verdad, de donde todos provenimos. Desde ahí podemos actuar en el mundo, guiados por una conciencia superior.

Entiendo que a veces hay una mala interpretación de enseñanzas antiguas. Por ejemplo, cuando Jesús dijo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos. Si lo interpretamos literalmente, creemos que debemos ser pobres para «ganarnos» el cielo. Pero recordemos, todos nos vamos igual que como llegamos. La diferencia está en el apego emocional al dinero.

Ser «pobre» en este sentido significa no estar apegado a la forma, no depender de ella, no sentir necesidad que te controle. No tiene que ver con la cantidad de dinero. De la misma manera, puedes tener todo el dinero que quieras sin apegarte. Si te abres a ello, fluirá de manera armónica con tu vida, sin forzarlo. Como no hay necesidad, no hay ansiedad ni apuro, y tampoco represión. Fluye naturalmente, y en ese fluir puedes tener mucho dinero, pero como una mera forma de expresión, y te da igual tenerlo o no, porque has reconocido de dónde vienes realmente.

Abriéndonos a la Abundancia 💖

Es fascinante cómo entender esto desbloquea la abundancia de maneras inimaginables. Cuando dejamos de resistirnos al dinero, esa energía que usábamos para rechazarlo se libera y podemos usarla en otra dirección. Rechazar el dinero siempre es una elección, incluso cuando se disfraza de espiritualidad. A veces, se vive en carencia por elección, tapando energéticamente el flujo de abundancia por creencias limitantes o por una búsqueda inconsciente de victimismo.

Recordemos también que recibir es femenino y dar es masculino. Abrirnos a recibir la abundancia es una energía femenina, mientras que salir a dar y compartirla es masculina. Un desequilibrio en cualquiera de las dos direcciones es una distorsión. Lo ideal es que ambas fluyan por igual.

Te invito a considerar este camino del medio, el camino de la prosperidad, que reconoce que el poder no está en los extremos, sino que trasciende la forma. Desde ahí podemos actuar sin apegos, abiertos a dar y recibir en un flujo constante.

Dar es conservar, porque al dar a un hermano, nos damos a nosotros mismos. Y recibir es recibir para todos, disfrutando la abundancia comprendiendo que viene de un lugar mucho más grande que la forma.

Espero que esta reflexión les haya resonado, Queridos Hermanos. Los invito a dejar sus comentarios y compartir este video. ¡Nos vemos en la próxima! 👋

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