El temor a Sanar (parte 1): El Juicio interno


El temor a Sanar (parte 1)

Aunque parezca increíble, la razón por la que no sanamos no es la enfermedad, sino el temor a sanar.

Este es uno de los grandes reveladores de Un Curso de Milagros: el obstáculo no está fuera, sino dentro. No tememos al dolor, sino a lo que la verdadera sanación representa —el fin del ego y el retorno al Amor.

¿Qué parte de mí teme dejar de sufrir? ¿Qué obtengo al seguir sosteniendo la herida?

Estas preguntas pueden abrir una comprensión profunda.


💔 El juicio como raíz del sufrimiento

El texto del Curso dice:

“La acusación es un obstáculo para el Amor, y los cuerpos enfermos son ciertamente acusadores.”

Esto significa que, cuando me mantengo en la creencia de que alguien me ha hecho daño, sigo sosteniendo el papel de víctima.

Y mientras lo haga, la sanación no puede tener lugar.

El juicio y la culpa son muros que impiden el paso del Amor.

Donde hay juicio, el perdón no puede operar.

Y si no hay perdón, la mente sigue aferrada a la separación.

Sanar, entonces, no es “arreglar el cuerpo” ni cambiar las circunstancias:

es liberar la mente de la necesidad de tener razón acerca de quién fue el culpable.


🌱 El falso perdón

Muchos confundimos el perdón con un acto de caridad:

“Sí, te perdono por lo que hiciste, aunque estuviste mal.”

Pero eso no es perdón, es superioridad disfrazada de bondad.

Sigo creyendo que hubo un pecado real y que alguien merece castigo.

“No se puede perdonar un pecado que consideras real.”

El verdadero perdón no dice “te perdono por el daño”, sino “reconozco que nunca me heriste realmente”.

Porque el Ser que somos jamás puede ser dañado.

El perdón auténtico no valida la ofensa, la disuelve.

No hace real el error, sino que lo ve como lo que siempre fue: una ilusión del ego que creía estar separado del Amor.


💡 El miedo al Amor

¿Por qué tememos tanto sanar?

Porque sanar implica reconocer que nunca hubo culpa.

Y si nunca la hubo, el ego deja de tener sentido.

El ego necesita la culpa para existir. Necesita un culpable para sentirse inocente.

Por eso teme al Amor: porque el Amor no culpa a nadie.

¿Podría vivir sin el drama de culpar o culparme? ¿Quién sería sin mi historia de herida?

Sanar es volver a un estado de inocencia tan puro que el ego lo siente como una amenaza.

No teme al alivio del dolor; teme al silencio del Amor, ese lugar donde sus argumentos se disuelven.


🌷 El cuerpo como reflejo de la mente

“Un cuerpo enfermo demuestra que la mente aún no ha sanado.”

El cuerpo, en sí mismo, no tiene poder. Solo manifiesta las creencias que sostenemos.

Por eso el Curso enseña que la curación no ocurre en el cuerpo, sino en la mente.

Cuando dejo de ver al otro como culpable, mi cuerpo deja de necesitar “protegerse”.

El dolor físico, emocional o relacional comienza a desvanecerse porque la mente deja de usarlo como defensa.

Sanar es dejar de atacar.

No al cuerpo, no a los demás, sino a mí mismo a través del juicio constante.


⚖️ El perdón que libera a ambos

El perdón real no ocurre de uno hacia otro, sino en simultáneo.

Al perdonar verdaderamente, me libero yo y se libera mi hermano.

No porque “yo sea el bueno” sino porque reconozco que la inocencia nunca se perdió.

“En su curación radica la prueba de que ha perdonado verdaderamente.”

Cuando mi mente sana, dejo de ver pruebas de culpa en los demás.

Y esa es la verdadera curación: ver inocencia donde antes veía pecado.

¿Qué pasaría si hoy me permito ver la inocencia en quien más me cuesta perdonar?


🌞 La sanación como testimonio

El Curso añade algo bellísimo:

“Tu cuerpo puede ser el medio para demostrarle que nunca ha sufrido por su causa.”

Esto significa que tu paz es el mayor testimonio de perdón.

Cuando dejas de sostener la herida, irradias un mensaje silencioso: “Estoy en paz porque te he perdonado, y eso nos libera a ambos.”

Ese silencio es más elocuente que mil palabras.

Sanar, entonces, no es convencer a nadie, sino ser testimonio vivo de la inocencia.


💫 La verdadera sanación

Sanar no es “convertirte en alguien mejor”.

Es recordar que ya eres inocente ahora mismo.

Nada que hayas hecho o dejado de hacer puede cambiar lo que eres en verdad.

El perdón, visto desde esta luz, no se aplica a un pasado, sino al instante presente donde la mente elige ver con Amor.

No se trata de sanar al cuerpo, sino de reconocer que nunca estuviste enfermo del Alma.


🌺 Práctica de contemplación

Cada vez que surja el resentimiento o el dolor, haz una pausa y contempla:

  1. Respira profundo y repite internamente: “Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe.”
  2. Observa si estás sosteniendo la culpa hacia alguien, incluso hacia ti.
  3. Pregúntate: ¿Prefiero tener razón o ser libre?
  4. Permite que la sensación se disuelva en el silencio.

La sanación llega cuando dejas de defenderte del Amor.


🌈 Para integrar

El miedo a sanar es el miedo a recordar quién eres.

No hay nada que temer en el Amor, porque el Amor no castiga: solo libera.

Sanar es aceptar que nunca hubo separación, y que tu paz no depende de nada ni de nadie.

Permítete ser curado para que de este modo puedas perdonar y ofrecer salvación a tu hermano y ofrecértela a ti.”Un Curso de Milagros

Gracias por acompañarme en este viaje de regreso al Amor.

Nos vemos en el próximo episodio.

Con cariño,

Karel

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