El miedo al Qué Dirán en Redes Sociales: El espejo

Te sucede. Sientes ese llamado profundo a compartir tu mensaje, tus contenidos, tu Verdad… pero te resistís. El miedo al qué dirán en redes sociales te paraliza. Sientes vergüenza de mostrar lo que realmente te apasiona, o quizás te has convencido de que las redes son «superficiales», un lugar donde la gente «solo comparte tonterías».

En este episodio, vamos a desmantelar estas creencias, que no son más que las excusas del ego para evitar que cumplas tu propósito.

Y la Vida nos regala la perfecta metáfora: este episodio lo había grabado en video, y al finalizar, me di cuenta de que la cámara nunca grabó. Solo se grabó el audio. Una sincronía perfecta.

El ego se hubiera frustrado por la forma (el video), pero la Consciencia me mostró que lo único que importaba era el contenido (el mensaje). Las redes sociales, como esta grabación, son una herramienta; es tu percepción la que las convierte en un obstáculo.


El Juicio como Proyección: El Espejo de la Superficialidad

La primera barrera que nos ponemos es el juicio. Miramos las redes y decimos: «Esto es superficial». Pero, ¿qué es lo que realmente estamos haciendo en ese acto? Estamos validando la creencia en la separación.

«Si estás viendo percibiendo este error en el mundo, el error de la creencia de la separación, y lo seguís sosteniendo validando de que eso es así, lo estás fortaleciendo.»

Cuando juzgamos al mundo, nos juzgamos a nosotros mismos. Al sostener el pensamiento de que «en las redes solo se comparten cosas superficiales», estamos siendo superficiales con las redes. No vemos la oportunidad de profundizar, de usarlas como la herramienta sagrada que pueden ser.

Este juicio no es un simple error de percepción; es una defensa activa del ego. El ego, fundamentado en una profunda culpa inconsciente por creerse separado de la Fuente, necesita proyectar esa culpa hacia afuera para poder sobrevivir. Las redes sociales son un blanco fácil, un chivo expiatorio perfecto.

Cuando nos preguntamos por qué juzgamos las redes sociales, la respuesta no-dual es: para protegernos. Al etiquetarlas de «superficiales», el ego nos susurra: «El error está ahí fuera, en ellos, no en mí». Este es el mecanismo central del auto-ataque, disfrazado de observación objetiva.

«Todo lo que ves te lo estás mostrando a ti mismo.» (Un Curso de Milagros)

No vemos el mundo (o las redes) como es, sino como somos. La superficialidad que percibimos es el reflejo de nuestro propio miedo a mirar nuestra mente. La sanación, por lo tanto, no es cambiar las redes ni convencer a nadie de nada. La sanación es pedir al Espíritu Santo que nos ayude a ver esa proyección por lo que es: una petición de Amor, una oportunidad para perdonar nuestra propia creencia en la separación.

🧐 ¿Por qué juzgamos las redes sociales?

La respuesta pragmática es simple: porque es una excusa del ego para justificar tu no-acción. Es la conversación interna que te dice: «Quiero compartir, pero no puedo porque el entorno no es propicio».

Te limitas por lo externo, cuando lo externo es solo un reflejo. La «superficialidad» que ves es la proyección de tu propio miedo a ser juzgado. Le has dado realidad a esa ilusión y ahora la usas como un escudo para no atreverte a seguir tu propósito.


La Plaza del Pueblo: ¿Qué Hubiera Hecho Jesús?

La excusa de la «superficialidad» nos lleva a la trampa de la espera: «Cuando las redes sociales sean un lugar más consciente, entonces compartiré».

Pero esa transformación que quieres ver externamente depende de ti. Tu mensaje es parte de esa transformación. Alguien tiene que empezar.

Imagínate a Jesús diciendo: «No voy a ir a la plaza del pueblo a difundir la palabra del Padre, porque ahí la gente solo habla de sus egos, de sus individualidades. ¿Cómo lo voy a hacer si nadie ahí habla de esto?».

Las redes sociales son la plaza del pueblo moderna. Tienes la elección: puedes usarlas para validar el error (juzgando y proyectando), o puedes usarlas para ofrecer una nueva posibilidad, una nueva realidad. Puedes aprovechar la herramienta, sin luchar contra ella, para encauzarla hacia el Amor.


La Anatomía del Miedo: Las Tres Caras del Ego

Cuando decidimos dejar de juzgar y nos planteamos actuar, el ego saca su artillería pesada. Yo he vivido (y a veces sigo viviendo) estos miedos. Son intensos, pero al observarlos, pierden su poder. Son ilusiones que cubren un sentimiento que no queremos sentir.

😥 1. El Miedo al Qué Dirán en Redes Sociales (Miedo a la Desaprobación)

Este es el miedo al rechazo externo. «¿Qué pasa si no están de acuerdo conmigo?», «¿Qué pasa si me rechazan?». Es la raíz de El Miedo al Qué Dirán en Redes Sociales.

Te invito a escarbar. ¿Qué pasa si te rechazan? «Siento el rechazo». ¿Y qué pasa si sientes el rechazo? «Es una sensación de dolor, de inseguridad». ¿Y qué pasa si sientes inseguridad? … Nada.

«…lo único que estás evitando es el sentimiento, la sensación de esa emoción, más que el acto en sí.» (Karel)

Lo que realmente evitas no es el «qué dirán», sino esa sensación interna de separación, de «No Soy lo suficientemente bueno». Es el ego condicionado por el pasado. Este miedo a la desaprobación es el temor a que el mundo confirme la sentencia de culpa que el ego ya ha dictado sobre ti.

🎯 2. El perfeccionismo al crear contenido (Presente)

Este es el miedo a equivocarme, la trampa de la aprobación interna. Es el ego que te dice: «Aún no estás listo», «No tienes la verdad completa del universo, así que no te atrevas a compartir».

El perfeccionismo al crear contenido es la trampa más grande y sutil del ego espiritual. Nos convence de que debemos poseer la Verdad (con V mayúscula) —el conocimiento absoluto e inmutable de Dios— antes de tener permiso para hablar. Pero la Verdad Absoluta no puede ser hablada; solo puede ser experimentada y Ser.

Lo que venimos a compartir en este mundo de formas no es la Verdad conceptual, sino nuestra experiencia honesta del camino de retorno a ella. Tu experiencia de tropezar, de tener miedo, de perdonar una proyección, de sentir una conexión… esa es tu autoridad. Tu vulnerabilidad es tu poder.

«La verdad en forma de tu experiencia y eso es lo que puedes compartir que no es de otro.»

Este paralizante perfeccionismo al crear contenido es la última defensa del ego para evitar que enseñes lo que has venido a aprender. Esperar a ser «perfecto» o «iluminado» para compartir es la excusa final. La verdadera enseñanza es el proceso mismo, y compartirlo es lo que lo acelera.

📈 3. El miedo a no tener resultados (Futuro)

Este es el ego en su posición futura. «Si comparto esto, ¿qué obtengo? ¿Me comprarán? ¿Tendré likes? ¿Seré coherente mañana?».

Es la necesidad de controlar la forma y el futuro. Es la misma creencia del principio: querer que las plataformas y los resultados sean como «yo quiero que sean». Si no tienes la posibilidad de cosechar recompensas, el ego te dice que no lo hagas.

Este miedo a no tener resultados es la antítesis del servicio desinteresado. Estás poniendo la atención en el eco (la recompensa) en lugar de en la voz (el servicio). Pero aquí la pregunta es: ¿qué está primero, el huevo o la gallina? Si no lo haces, ciertamente no habrá resultados. Si lo haces desde el corazón, la compensación es inevitable, aunque rara vez en la forma que el ego espera.


El Proceso de Liberación: Ser > Hacer > Tener

Los tres miedos (pasado, presente y futuro) son la misma ilusión. Son las distintas máscaras del ego para mantenerte pequeño y anclado en la creencia de la separación. Y la solución no es «aprender» algo nuevo, sino «desaprender» lo viejo.

«…es más una cuestión de sacarse de encima estas creencias limitantes más que de aprender nuevas cosas. Y eso es hermoso porque te libera.»

Te libera de la ilusión de la forma. Te libera de la creencia de que lo externo tiene el poder de limitarte.

El camino es Ser > Hacer > Tener. ¿En qué Ser te debes convertir para trascender estos miedos en la acción? La gran noticia es que ya lo eres. Ya eres ese Ser sin miedo. La forma (las redes sociales) te da la posibilidad de reencontrarte con ese Ser a través de trascender al ego.


Integración: Tu Propósito es la Transformación

El propósito de compartir no es obtener un resultado en el mundo; el propósito es la transformación interna que el acto de compartir te exige.

El miedo al qué dirán en redes sociales no es un obstáculo para tu propósito; es el camino. Es la oportunidad perfecta que la Vida te presenta para observar tus juicios (y ver que son proyecciones), deconstruir tu miedo a la desaprobación (y ver que es solo una sensación), desmantelar el perfeccionismo al crear contenido (y aceptar tu experiencia como válida) y soltar el miedo a no tener resultados (y practicar el servicio desinteresado).

Las redes sociales no son superficiales. Son un espejo. Y cuando dejas de pelearte con el reflejo y, en cambio, sanas la imagen original (tu propia mente), te vuelves libre. Libre para compartir, libre para servir, libre para Ser.

Un abrazo enorme. Bendiciones para tu camino.

Karel

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