Hoy exploramos un tema que parece ilógico, un oxímoron que nos desorienta: fracasar al triunfar. ¿Cómo es posible que en el momento de la victoria, cuando por fin conseguimos esa meta por la que tanto hemos trabajado, lo que sentimos no es Paz, sino angustia, enojo o un impulso de abandonarlo todo?
Este no es un capricho. Es un fenómeno psicológico profundo que Sigmund Freud describió como «los que fracasan al triunfar». Es el momento en que una persona vive un aparente éxito, logra su objetivo, pero sufre a pesar de haberlo conseguido.
Desde la perspectiva de la No Dualidad y Un Curso de Milagros, este fenómeno es la manifestación más clara de El Miedo al Éxito. Pero no es un miedo al éxito material; es el miedo del ego a la expansión, el terror que siente la creencia en la separación ante la inminente revelación de la Grandeza del Ser.
Cuando triunfamos, el ego se siente profundamente amenazado. Su narrativa de «no soy suficiente», «estoy separado» o «no merezco» empieza a tambalearse. Para proteger su existencia, activa mecanismos de auto-sabotaje.
El Conflicto de Identidad: ¿Por qué me autosaboteo?
Antes de ver los síntomas, debemos entender la causa raíz. Si te preguntas «¿por qué me autosaboteo?», la respuesta es: porque una parte de ti confunde tu identidad con tus límites.
El ego es un sistema de pensamiento que se define por la carencia. Necesita un «problema» para seguir existiendo. Cuando el «problema» (la falta de dinero, la falta de clientes, la falta de reconocimiento) se resuelve, el ego entra en pánico existencial. Ya no sabe quién es.
El éxito, el triunfo, la expansión… son atributos del Ser. Son nuestra herencia natural. Pero el ego los percibe como una amenaza de muerte. Por eso, en el umbral de la victoria, el ego tira de la palanca del freno de emergencia.
Este sabotaje es, en esencia, un problema de merecimiento autoimpuesto. El ego, al ser un constructo de «no-suficiencia», no puede concebir la Abundancia sostenida. La Paz y el éxito le resultan extraños, incluso agresivos. ¿Por qué me autosaboteo? Porque el ego prefiere la comodidad de un infierno conocido (la lucha, la carencia) al reto de un cielo desconocido (la Paz, la responsabilidad del éxito).
Este conflicto de identidad es el terror a soltar la «vieja historia» de víctima para, finalmente, aceptar nuestra verdadera herencia como la Consciencia misma, que es plenitud absoluta.
Este «frenazo» es sutil. No es una decisión consciente. Se manifiesta como un conjunto de comportamientos que revelan estos síntomas del miedo al éxito.
Las 4 Estrategias del Ego para Fracasar al Triunfar
Basado en lo que observamos en el día a día, especialmente en emprendedores conscientes, este «fracasar al triunfar» se manifiesta de cuatro maneras principales. Son las cuatro estrategias del ego para mantenernos pequeños y «a salvo» en nuestra jaula conocida.
✨ 1. La Ceguera: Ni Siquiera Darse Cuenta del Triunfo
Esta es la forma más básica de El Miedo al Éxito. La persona intenciona algo, pone su energía, dedicación y voluntad, y finalmente lo consigue. Obtiene un logro. Pero, literalmente, no se da por enterada.
Pasa por alto el logro o, peor aún, ya está buscando la siguiente meta. Ha conseguido algo, pero su mente ya está en la próxima persecución. No celebra los logros.
«Puede ser que ni siquiera vea eso como un logro y esté ya próximamente buscando otra cosa.»
En los proyectos, esto es muy común. Se consigue un cliente satisfecho, se alcanzan los ingresos básicos necesarios, o se logra la libertad financiera… y no hay pausa. No hay gratitud. Si no vibras en éxito, por más que lo consigas, seguirás vibrando en «persecución».
La gratitud y la celebración son energéticamente fundamentales. Reconocer el logro es anclar la vibración del éxito en tu Ser, permitiendo que más de lo mismo llegue. No hacerlo es el primer síntoma de sabotaje.
🚫 2. La Negación del Crecimiento: «Esto No es Suficiente»
Aquí damos un paso más. En este caso, sí ves el triunfo, pero lo niegas activamente. Lo minimizas.
- Pasas de ganar $100 a $1000, pero dices: «No, yo quería $5000. Esto no es un logro«.
- Empiezas a subir contenido consistentemente, generando un hábito productivo, pero como no tienes las vistas que esperabas, niegas el logro de la disciplina.
«Si estás viendo que has conseguido un pequeño objetivo, una meta intermedia… ¿por qué no celebrarlo?»
Esta negación del crecimiento es la definición misma de la ingratitud del ego. Y tiene una consecuencia práctica muy peligrosa: negarse a adaptar los sistemas.
Si tu proyecto crece, requiere nuevos sistemas. Pero el ego, negando el crecimiento, se aferra a lo conocido. Quiere seguir llevando las cuentas en un anotador a mano, negándose a usar un simple Excel, y mucho menos un software de gestión. Quiere seguir siendo el «hombre orquesta», negándose a contratar colaboradores o delegar tareas.
¿Por qué? Porque contratar o sistematizar es aceptar la nueva identidad de «alguien que dirige un proyecto próspero». El ego prefiere morir de éxito (decrecer por atender mal a los clientes) antes que soltar su identidad de «pequeño emprendedor que puede con todo». Es una clara negación del crecimiento.
💨 3. La Huida: Ausentarse o Abandonar el Proyecto
Este es uno de los síntomas del miedo al éxito más ilógicos y, sin embargo, más comunes. El proyecto crece. Hay más demanda, más clientes, más actividades. Y de repente, el fundador se ausenta.
Abandona el timón. Se va de vacaciones indefinidas, se desenfoca, o —la más sútil— de repente «descubre» un nuevo proyecto que le «vibra más» y que requiere toda su atención, dejando morir el proyecto que acababa de triunfar.
«Si eso ha surgido al instante del crecimiento del otro proyecto, es muy probable de que estés buscando una excusa para ausentarte.»
Esto sucede porque el crecimiento demanda más de nosotros. Demanda una nueva versión, más madura, más organizada, más responsable. Y si no estábamos acostumbrados a crecer, este «pum» de energía nos saca de la zona de confort y nos invita a abandonar.
😡 4. El Enojo: El Miedo a Salir de la Zona de Confort
Aquí llegamos al corazón del problema: el enojo con el propio crecimiento. Es la forma más visceral de El Miedo al Éxito.
El proyecto crece, hay más demanda, más movimiento, y el líder está enojado. Enojado con los clientes, con los colaboradores, con la situación. Es una dualidad de amor-odio: «Deseo este crecimiento por el que he trabajado, pero al mismo tiempo me enoja conseguirlo«.
¿Por qué el enojo? Porque el crecimiento rompe los límites de lo conocido. Nos empuja a salir de la zona de confort, y lo que hay más allá es incierto. Ese mundo por descubrir se percibe como peligroso.
«Una vez escuchaba a José Luis Parise […] él menciona esto de los niños cuando van a empezar el sistema educativo […] el niño se agarra de todos lados, empieza a gritar y hacer berrinche porque no quiere crecer.»
Este enojo es, literalmente, el berrinche del ego del adulto. Es el miedo a soltar el control y enfrentarse a un nuevo mundo que requiere un nuevo «yo». Es la resistencia final antes de salir de la zona de confort.
El Antídoto: Ver el Sabotaje sin Juicio
Si te has reconocido en alguna de estas cuatro estrategias, respira. No hay nada «malo» en ti. No estás fallado. Simplemente estás observando el mecanismo de defensa de un sistema de pensamiento (el ego) que cree que está muriendo.
La solución no es «luchar» contra estos impulsos. La solución es la que siempre proponemos:
- Verlo: Reconocer el patrón. «Ah, mira. Acabo de tener un gran logro e inmediatamente mi mente se fue a un nuevo proyecto. Estoy ‘ausentándome'».
- Aceptarlo: No te «machaques». No te culpes. Simplemente observa el mecanismo con la ternura con la que observarías a ese niño asustado que no quiere ir al jardín. El Miedo al Éxito es solo miedo.
- Trascenderlo: Una vez visto y aceptado, puedes elegir de nuevo. Puedes elegir quedarte presente, agradecer el logro, y dar el siguiente paso (contratar, sistematizar, celebrar) no desde el miedo, sino desde el Amor y el servicio a la nueva escala.
Integración: El Triunfo Inevitable del Ser
El Miedo al Éxito y el fenómeno de qué es fracasar al triunfar son, en última instancia, el miedo a despertar. Es el miedo a reconocer que somos la Luz del mundo, que nuestra pequeñez era una ilusión y que la expansión es nuestro destino.
Tu trabajo no es evitar el auto-sabotaje (porque el ego lo intentará), sino reconocerlo cuando aparezca y no darle el poder de tomar la decisión.
Si te ha sucedido, es muy probable que te vuelva a suceder. Pero ahora, en lugar de ser un pasajero inconsciente del miedo, te conviertes en el Observador Consciente que ve al ego hacer su berrinche, le da las gracias por intentar protegerlo, y amorosamente elige seguir creciendo.
Un abrazo enorme. Bendiciones para tu camino.
Karel
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