Cómo Transitar el Camino de la Sanación

Me gustaría poner en contexto, cómo es que funciona a nivel cuántico la sanación energética. Si tomamos como principio básico universal, el que todo, absolutamente en todo (lo cognoscible y lo incognoscible) ES mente, podremos acercarnos a la idea que aquí intento expresar.

La materia, o en su grado más elemental como energía, abarca todas las estructuras y formas comprendidas dentro del universo. Dicha energía es un aspecto de la mente que todo lo es, una manera directa de experimentarse, a sí misma, a través de materializarse como objeto que pudiera ser identificado por un sujeto. Esta experiencia, es dada por la observación de la mente individualizada, mas no fragmentada.

Muchas culturas y filosofías antiguas, que impulsan el desarrollo espiritual, identifican la iluminación como: la disolución de la percepción de separación entre sujeto y objeto. Más esto, representa el retorno a la unidad de la mente que los origina.

La importancia de reconocer lo aquí mencionado, nos da dos referencias claves para que la sanación sea posible:

  • La primera, es que simplemente todo lo que es, abarca todos los objetos y todos los sujetos observadores. Eso significa que todos y todo está conectado mediante la forma material (o energética), y mediante la forma inmaterial (o mente). Por lo cual la separación es sólo una percepción eventual y circunstancial, pero no en esencia real.
  • La segunda referencia, procede de la relación entre las mentes individualizadas con la mente que todo lo es. Una relación intrínseca inevitable de correspondencia absoluta. Con lo cual, todas las propiedades de la mente que todo lo es, son transferidas a la mente individualizada. Ya que de no ser así, no sería la mente que todo lo es.

Dentro de las propiedades transferidas de la mente total, podríamos reconocer: el poder de creación, y el poder de destrucción. Denoto particularmente estas dos propiedades, ya que nos relacionan consecuentemente al poder de sanación, y al poder de enfermarnos. Mejor dicho, el poder de armonizar a través de nuestra mente, todos los sistemas y organismos comprendidos en el cuerpo, o el el poder de desarmonizarlos, hasta el punto de que la anomalía se transforme en enfermedad o disfunción natural.

Para conseguir esa armonía de la cual estamos hablando, es necesario comprender que la desarmonía es una anomalía. Y que el estado natural de la organización y el funcionamiento del universo, desde lo más sutil y abstracto hasta lo más concreto, tiene su desarrollo en armonía. Inclusive el aparente caos en el universo (o entropía), sólo es perceptible de esta manera, al no conocer en completitud la causa que lo origina ni el propósito que lo transforma.

Como se menciono anteriormente, la sanación es el retorno a la armonía natural de todos los cuerpos. Y la buena noticia es que, al evidenciar de qué nuestra mente es un aspecto de la mente que todo lo es, y que conservamos sus propiedades, tenemos el potencial de llevarnos a ese estado de armonía por nosotros mismos.

De hecho el estado antinatural de desarmonía, también fue provocado por nuestra mente, al percibirnos separados del todo de alguna manera. Las formas que encontramos de percepción separadas, suelen ser las relacionadas al miedo, culpa, ira, etc.

Lo que intento decir aquí es que la sanación es una propiedad de nuestra mente. Así como el amor es la guía que tenemos para dirigirnos hacia la armonía.

Mencionado esto, hay algo que decanta de la propia reflexión, y es que para una mente iluminada, no es necesaria ninguna técnica de sanación ni método externo alguno. Dichas técnicas y métodos, sólo son útiles como caminos de autodescubrimiento, para alcanzar un nivel superior de conciencia, y no deberían de ser utilizados como fin último de sanación. Ya que de ser así, crearíamos una codependencia entre el sanador y el que necesita de sanación.

En relación a las técnicas, he encontrado aquí una gran dicotomía. Ya que al inicio de mi descubrimiento como sanador, lo primero que llegó a mi, fueron dichas técnicas. Aún cuando comprendía que no eran necesarias, me resultaba inevitable canalizar procedimientos que considero claramente valiosos y asertivos.

Luego, fui comprendiendo que para cada nivel de conciencia, existen diferentes niveles de sanación. Siendo los más alejados de la conciencia, los dependientes de elementos externos. Los que comienzan a evidenciar un vínculo con el poder interno, como los relacionados a procedimientos y técnicas abstractas. Y por último, lo más cercano en conciencia de la mente que todo lo es, a la autosanación por amor e intención.

Entendiendo así, que el sanador no debería ver a quien requiere sanación como alguien desempoderado (a merced de las circunstancias y de las actuaciones de otros), sino como alguien en camino de descubrir de sus propias habilidades internas. Esto no quiere decir de que el sanador sea innecesario, más bien que el rol del mismo, debería ser de guía e instructor primeramente, alentando al desarrollo espiritual del consultante.

Y cumplir el rol de interventor, en circunstancias donde el consultante se encuentre momentáneamente incapacitado de recibir dicha guía e instrucción, ya sea por incapacidad física o psicológica, o una eventual crisis emocional.

Podríamos decir de aquí en adelante que la sanación, corresponde más a un proceso interno, que pudiera ser asistido por alguien externo, sólo como un impulsor de las propias habilidades intrínsecas del consultante. Para diferenciar de la curación, que sería directamente enfocada en el resultado, y no en el proceso de integración de dicha persona. Que en este caso, se vería eximido de responsabilidad alguna sobre la armonía de sus cuerpos.

Es así que el propósito de nuestro viaje, no tiene como fin la integración de técnicas, sino más bien la integración de la consciencia. Y las técnicas que iremos mencionando, aunque sutiles, sólo actuarán como primeros pasos en nuestro camino.

Como todo primer paso, este deberá ser firme y direccionado, pero desapegado del camino. Lo que nos permitirá seguir avanzando en el mismo.

Fin da la transmisión.

Con todo amor, Karel.