¿Cuántas veces has sentido que tu mensaje, tu servicio o tu obra es tan sagrada que no deberías cobrar por ella?
Y al mismo tiempo, ¿cuántas veces has sentido que necesitas recursos para sostenerte, expandir o difundir lo que sentís como una misión?
Este artículo nace para abrazar ese dilema sutil que atraviesan muchos emprendedores conscientes que están recordando que su verdadero propósito no nace del hacer, ni del tener… sino del Ser.
El Dilema Espiritual del Emprendedor
En algún punto del camino, cuando uno empieza a vivir desde la conciencia del Ser, surge una especie de contradicción aparente:
“Si esto viene de Dios, ¿cómo voy a ponerle un precio?”
“¿No debería ser accesible para todos?”
“¿Y si nadie puede pagarlo? ¿Y si cobro y pierdo autenticidad?”
Y entonces aparece la duda, el miedo, o el autosabotaje. Y desde el otro lado, aparece también otro riesgo:
empezar a calcular, a querer controlar los ingresos, a justificar acciones “para expandir” el mensaje, pero perdiendo el centro.
Ambos extremos nacen del ego.
El que se disfraza de “humildad” y culpa, o el que se disfraza de “misión” y necesidad de control.
El Ser No Rechaza, Ni Se Apega
Cuando estamos verdaderamente en el Ser, desaparece el conflicto.
El ser da con total apertura, porque su naturaleza es la entrega.
Y el ser recibe con total inocencia, porque sabe que no le falta nada.
El dinero no es el problema.
Es una energía más, una forma más, un canal más. Rechazarlo por miedo a manchar lo espiritual es ponerle un límite a Dios.
Buscarlo para compensar una herida es caer en otra ilusión.
El Dinero como Emanación, No como Meta
El emprendedor consciente actúa desde el espíritu.
Su motivación no es “tener éxito” o “alcanzar metas”. Su motivación es ser canal.
Y por eso, puede dar con amor, cobrar con honestidad, y recibir con gratitud. Sin drama. Sin nudo.
Recordá esta clave:
“El dinero es un efecto. No una causa.
La verdadera causa es tu estado interno.
Si estás en paz, todo lo que necesites te será dado.”
Un Nuevo Paradigma de Servicio
Este nuevo paradigma es más libre, más suave, más profundo.
Podés ofrecer tus servicios y establecer valores con total coherencia, sin sentir que estás cobrando por “lo sagrado”.
Porque lo sagrado no se cobra ni se vende… se comparte. Y ese compartir puede tomar muchas formas.
Una mentoría, un libro, un taller, una sesión, una charla. Todo puede ser un acto sagrado.
Preguntas para tu discernimiento
Te dejo algunas preguntas que pueden ayudarte a observar tu estado interior:
- ¿Estoy rechazando el dinero por miedo, culpa o creencias espirituales no resueltas?
- ¿Estoy buscando dinero como medio para controlar o validar mi mensaje?
- ¿Podría ofrecer mis servicios desde la paz, sin culpa por cobrar ni presión por obtener?
- ¿Estoy dispuesto a abrirme a recibir en la misma medida que deseo dar?
Conclusión: El Ser No Tiene Conflicto
Lo que hoy se te presenta como un dilema, es una oportunidad de purificación.
Dejar de lado las identidades antiguas.
Dejar de lado la necesidad de justificarse.
Y vivir tu entrega como una extensión de lo que ya sos.
Cuando estés en el Ser, lo sabrás:
El dar y el recibir se vuelven lo mismo.
Y el dinero, si llega, es simplemente un huésped bienvenido.