Continuamos nuestro viaje profundo hacia Las leyes de la Curación, y en esta tercera parte, llegamos al núcleo de la sanación: la Verdad.
La pregunta fundamental que debemos hacernos no es «cómo sanar», sino ¿Cuál es la verdad?
La corrección, como nos enseña Un Curso de Milagros, solo es posible y tiene lugar cuando el error es descubierto, es revelado, y no pasado por alto.
La curación, por tanto, no es un acto de hacer algo, sino un acto de ver algo. Es la revelación de la Verdad que ha sido encubierta.
El Curso nos invita a examinar el error, no para revolcarnos en él, sino para que «se pueda corregir y no encubrir».
El Error a Corregir: La Proyección del Ataque
Para entender cuál es la verdad, primero debemos estar dispuestos a mirar honestamente qué es la ilusión.
La ilusión raíz, el «pecado» que exploramos en la Parte 2, es la creencia de que el ataque se puede proyectar.
«El pecado es la creencia de que el ataque se puede proyectar fuera de la mente en la que se originó.»
Cuando vemos las representaciones del ataque en lo externo —una guerra, un conflicto personal, una traición— creemos firmemente que el ataque está «ahí fuera».
Lo que el Curso nos dice es que no tapemos este error de percepción. La causa de ese ataque está centro de la mente que lo percibe. Hay pensamientos de ataque en la mente que luego es testigo de un mundo de ataque.
Este ataque puede tomar la forma de miedo, dolor, culpa o pena, pero su origen es el mismo.
🪞 Qué es la proyección mental
Aquí, la «firme convicción de que las ideas pueden abandonar su fuente se vuelve real y significativa».
Este es el único error. Creer que un pensamiento (una idea) puede salir de la mente (su fuente), convertirse en algo «externo» y luego regresar para atacarnos.
Para poder resolverlo, sanarlo o curarlo, debemos ir a ver su causa original en la mente.
En los efectos (el mundo), lo único que podemos hacer es cambiar la forma en que eso se representa, pero no sanarlo de raíz. Entender qué es la proyección mental es darnos cuenta de que el mundo que vemos es un espejo de nuestra mente, y no al revés.
🛡️ El Propósito de la Proyección: Fabricar Inocencia
El propósito de qué es la proyección mental es fundamental. El ego no proyecta por accidente; lo hace con una intención deliberada: fabricar un mundo «externo» que sirva como chivo expiatorio.
El ego cree que si puede arrojar su culpa (el pensamiento de ataque) fuera de sí mismo, puede probar su propia inocencia. Este es el intento de «probar tu inocencia y al mismo tiempo atribuirle valor al ataque».
El mundo se convierte en el culpable. Vemos el ataque «ahí fuera» —en la política, en nuestra pareja, en la economía— y podemos decir: «¡Ves! Yo soy la víctima inocente. El mundo es el atacante».
Este es el núcleo del sistema de pensamiento del ego. Se basa en la creencia de que las ideas no abandonan su fuente es una ley que se puede romper. El ego necesita que sus ideas abandonen la fuente (la mente) para que puedan convertirse en algo externo y así no tener que asumir la responsabilidad por ellas.
Pero la Ley de Dios es inmutable. La idea de ataque nunca abandona la mente.
Aquí es donde entra la Respuesta de Dios y el verdadero significado de cómo sanar la percepción. La sanación no es luchar contra el mundo proyectado. Es ver la proyección honestamente, sin juicio.
El Espíritu Santo no intenta cambiar el mundo (el efecto). Él nos pide que le entreguemos el pensamiento original (la causa).
Cuando vemos el ataque «ahí fuera», nuestra única función es reconocer: «Esto que veo es solo el reflejo de un pensamiento en mi mente. Es un testigo de mi creencia en la separación».
Al traer el efecto (el mundo) de vuelta a la causa (la mente), le damos la ilusión al Espíritu Santo. Le decimos: «Estaba equivocado. Este mundo de ataque no es la verdad. Por favor, corrige mi mente».
Este es el único uso correcto de la proyección: no para deshacernos de la culpa, sino para reconocer dónde está la culpa para poder sanarla.
⚖️ El Mundo del Sacrificio
«Y de este error surge el mundo del pecado y del sacrificio.»
Si vemos un mundo de pecado y sacrificio, es porque la idea de pecado y sacrificio está dentro de nosotros.
Este mundo, nos dice el Curso, es un intento demente de hacer dos cosas imposibles al mismo tiempo: probar nuestra inocencia (proyectando la culpa) y, a la vez, atribuirle valor al ataque (creyendo que nos protege).
El fallo de este sistema es obvio: seguimos sintiéndonos culpables, «aunque no entiendes por qué».
Los efectos (el mundo) se ven como algo aparte de su fuente (la mente), y por eso no parece que podamos controlarlos. Pero lo que se mantiene separado, jamás se puede unir.
La Ley Inmutable: La Mente como Causa
Si la separación es la ilusión, ¿dónde encontramos la corrección? En la ley inmutable que el ego intenta negar.
🔗 Qué es causa y efecto
Esta es una de Las leyes de la Curación más profundas.
«Causa y efecto no son dos cosas separadas, sino una sola.»
Dios (Causa) nos creó como parte de Sí Mismo (Efecto). Causa y Efecto son uno, y son inseparables.
Esta es la Ley de la Creación. Y esta ley es nuestra garantía de salvación.
En el mundo del ego, hemos invertido esto. Creemos que el mundo (la forma) es la causa y nuestros sentimientos (la mente) son el efecto. «El mundo me hace daño».
Un Curso de Milagros nos pide que aceptemos la verdad sobre qué es causa y efecto: la Mente es la Causa, el Mundo es el Efecto.
⛲ Las ideas no abandonan su fuente
Así como la idea de Dios (Su Hijo) no puede abandonar su Fuente (Dios), nuestras propias ideas tampoco pueden abandonar su fuente (nuestra mente).
Nosotros no podemos ser pecado o ser incorrectos, porque somos tal como Dios nos creó. Simplemente creemos que lo somos.
No se trata de cambiar lo que somos. Se trata de empezar a ver con claridad y discernimiento lo que pensamos que somos.
El Curso nos dice que esta ley se aplica a todo lo que la mente concibe:
«Esta es la ley de la creación: que cada idea que la mente conciba solo sirva para aumentar su abundancia, y nunca para disminuirla.»
Y aquí viene la clave:
«Esto es tan cierto con respecto a lo que se desea vanamente como con respecto a lo que la voluntad dispone verdaderamente.»
📜 Nuestra Garantía de Salvación
La mente puede desear ser engañada, pero «no puede hacer de sí misma lo que no es».
Podemos creernos todo lo que queramos —pequeños, pecadores, víctimas, cuerpos— pero no podemos cambiar lo que En Verdad Somos.
¡Qué bueno! Porque si pudiéramos, la corrección sería imposible.
«Y creer que las ideas pueden abandonar su fuente es tratar inútilmente de hacer que las ilusiones sean verdad, pues nunca será posible engañar al hijo de Dios.»
Esta es una noticia maravillosa. Nos da claridad. Ya no podemos desviarnos ni desidentificarnos de nuestras proyecciones.
Ahora sí, todas nuestras proyecciones (el ataque, el miedo, la culpa) nos sirven para ir a esa Causa que las está proyectando y aplicar la curación.
El Principio de la Curación: Unir Causa y Efecto
El milagro es posible cuando la causa y la consecuencia se traen frente a frente, «no cuando se mantienen aparte».
Aquí es donde respondemos a la pregunta: ¿Cuál es la verdad? La verdad es la unidad de la causa y el efecto.
🌉 El Milagro: Unir la Mente y el Mundo
La curación es el acto de reunir lo que hemos intentado separar.
Cuando experimentamos un efecto (una enfermedad, un conflicto, escasez), el ego nos dice que ataquemos el efecto.
Un Curso de Milagros nos dice que llevemos el efecto (la forma) de vuelta a su causa (el pensamiento en la mente) y los miremos juntos, sin culpa.
En ese momento, al traer la ilusión (el efecto) a la Verdad (la Causa en nuestra Mente de Amor), la ilusión se disuelve.
👓 Cómo sanar la percepción
Aquí es donde aprendemos cómo sanar la percepción.
«Curar un efecto y no su causa tan solo puede hacer que el efecto cambie de forma.»
Si yo trato de manipular los efectos —resolverlo en lo externo, cambiar de pareja, buscar otro trabajo, tomar una pastilla— sin sanar la creencia en la separación que lo causó, la curación no será verdadera.
El efecto puede cambiar de forma. La escasez de dinero puede «sanar» pero reaparecer como escasez de amor. La enfermedad puede «remitir» pero reaparecer como un conflicto laboral.
Seguirás sintiéndote como te estabas sintiendo (culpable, separado, temeroso), porque la causa sigue intacta.
Esto no es liberación. Es solo barajar las cartas de la ilusión.
La verdadera respuesta a cómo sanar la percepción es retirar la proyección y entregar el pensamiento de causa (en la mente) al Espíritu Santo para que Él lo corrija.
☀️ La Salvación Total
«El hijo de Dios jamás se podrá contentar con nada que no sea la completa salvación y escape de la culpabilidad.»
Mientras creamos que la causa y el efecto están separados, seguiremos exigiéndonos sacrificios, negando así que «todo es nuestro» y que no podemos sufrir ninguna pérdida.
El Obstáculo: La Ilusión de la Diferencia
¿Por qué parece tan difícil? Porque hemos categorizado nuestras ilusiones.
🪜 No Hay Jerarquía de Errores
«Los efectos que produce un pequeño sacrificio son iguales a los que produce toda la idea de sacrificio en sí.»
Un «pequeño» error en la percepción (como una mentira piadosa) es exactamente igual a un «gran» error (como una guerra). Ambos provienen de la misma y única Causa: la creencia en la separación.
Por eso no hay grados de dificultad en los milagros.
Si cualquier clase de pérdida fuera posible, entonces el Hijo de Dios no sería pleno. Si nos creemos separados de nuestra Causa (nuestro Padre), nos creemos separados de nuestro Ser, y nos volvemos «enemigos acérrimos» de la Verdad, porque parece oponerse a lo que buscamos en la forma.
🎁 El Propósito Milagroso de la Ilusión
Las ilusiones apoyan el propósito para el que fueron concebidas (probar que la separación es real).
Pero Dios les dio otro propósito.
«Dios dio a todas las ilusiones que se concibieron, sea cual fuera su forma, otro propósito que justificase un milagro.»
En cada milagro radica la curación total, pues Dios respondió a todas las ilusiones (grandes y pequeñas) como una sola, con la misma Verdad.
🎯 La Pregunta: ¿Cuál es la verdad?
Si crees que lo que es lo mismo (todas las ilusiones) es diferente (unas son peores que otras), te estás engañando.
«Lo que Dios considera uno será eternamente uno y jamás estará dividido.»
Por eso podemos darnos cuenta, en este instante, de que somos Todo, tal cual Dios nos creó. No nos falta nada, más allá de lo que digan los pensamientos a los que nos aferramos.
Ahí revelamos la verdad, y los pensamientos se disuelven.
Integración Final: La Verdad Revelada
¿Cuál es la verdad? La curación es solo la verdad revelada.
No es una acción que hacer. No es algo nuevo que aprender, tener o conseguir. Es solo reconocer la Verdad que ya Es.
El milagro, nos dice el Curso, no hace sino invocar tu nombre ancestral, un nombre que reconocerás porque la Verdad ya está en tu memoria.
«Y ese es el nombre que tu hermano invoca para su liberación y la tuya.»
Al aceptar esta Verdad, no solo nos liberamos a nosotros mismos, sino que liberamos a todo el mundo de la percepción de ilusión que teníamos sobre ellos.
🕊️ El Renacimiento del Instante
«El hijo de Dios renace en cada instante hasta que elige no volver a morir.»
¡Fíjate en el poder de esto! Renacemos en este instante, y en el siguiente, hasta que nos damos cuenta de que, en Verdad, no podemos morir.
«En cada deseo de ataque [elegimos] la muerte… Más cada instante [nos] ofrece vida, porque su Padre dispone que viva.»
En cada momento, la vida nos vuelve a preguntar: ¿Cuál es la verdad? ¿Elegirás el ataque (la muerte, la separación) o elegirás la Vida (el Amor, la Unidad) que tu Padre dispone para ti?
La respuesta a esa pregunta es la esencia de Las leyes de la Curación.
Un abrazo enorme. Bendiciones para tu camino.
Karel