Si te preguntas cómo valorar tu trabajo y cobrar lo que realmente mereces, este mensaje es para ti. Te voy a contar cómo pasé de vender sesiones a 10 dólares (¡e incluso gratis!) a cerrar clientes por 1.500 o 2.000 dólares.
Y no, no fue una nueva técnica de marketing ni la última herramienta de IA. Fue el despertar a una Ley Universal profunda, una que tiene que ver con la Consciencia y que puedes aplicar ahora mismo, sin importar tu situación.
Para mí, pasar de $10 a $2000 era impensado. Y la clave se me reveló a través de una experiencia personal que me hizo tocar fondo.
Hace unos tres años, cuando empezaba a dar mis mentorías (más enfocadas en organización y marketing general), cobraba muy poco. Creía que era «lo razonable» por estar empezando, pero no me alcanzaba para vivir.
Esta carencia me llevó a tomar malas decisiones de inversión, buscando un rédito rápido. El resultado: perdí miles de dólares, la mayoría prestados por amigos. Asumí la responsabilidad, pero eso me sumergió en un litigio legal con una de esas personas.
Fue tocar fondo. El barro no me llegaba al cuello, me tapaba. Ansiedad, caos interior, depresión, noches sin dormir… varios meses en ese infierno.
El Desbloqueo Inesperado: El Abogado Consciente
Y entonces, por iluminación divina, llegó un abogado consciente. Alguien que comprendía mis valores y me orientó para solucionar el litigio de forma armónica.
El servicio fue impecable. Y su costo, acorde: entre 1.200 y 1.500 dólares.
Para mí, que cobraba $10, pagar esa suma era inconcebible. Nunca había pagado tanto por un asesoramiento. Pero lo hice, porque lo valía y porque no tenía opción.
Y aquí sucedió la magia, aunque no me di cuenta hasta mucho después:
«Pagar por un servicio por un asesoramiento ese monto […] hizo que mis servicios por esos valores se desbloquearan.»
Ese acto de yo pagar por un servicio de alto valor rompió una barrera invisible en mi propia mente.
La Ley del Espejo: Correspondencia en los Negocios
Poco después, empecé a ofrecer servicios más completos (desarrollo web, mentorías integrales) que justificaban precios mucho más altos. Y, para mi sorpresa, empezaron a llegar clientes dispuestos a pagarlos.
¿Qué había cambiado? Mi conocimiento técnico era el mismo. Lo que cambió fue mi percepción interna del valor, desbloqueada por mi propia experiencia como cliente.
Aquí es donde entra la Ley de correspondencia en los negocios:
- Como es adentro, es afuera.
- Como es arriba, es abajo.
Si yo, en mi interior, no podía concebir pagar $1500 por un servicio, ¿cómo iba a poder sostener energéticamente ese precio para mis propios servicios? Atraía clientes que reflejaban mi propia limitación: los que buscaban $10.
Al yo invertir esa suma, le dije al universo (y a mi subconsciente): «Sí, es posible. Un servicio puede valer esto. Yo lo valgo». Y el universo respondió trayendo clientes espejo.
🤝 Clientes Espejo: Recibes lo que Eres
Esta es la clave de por qué no tengo clientes (o por qué atraes a los que no quieres): tus clientes son un reflejo exacto de cómo eres tú como cliente.
- ¿Eres un cliente que escatima, busca descuentos, pide más de lo que paga? Atraerás clientes así.
- ¿Eres un cliente que no quiere pagar por servicios y busca todo gratis? Nadie querrá pagar por los tuyos.
- ¿Eres un cliente pesado, intenso, que exprime cada centavo? Adivina qué tipo de clientes tendrás.
«Fíjate vos qué estás haciendo como cliente afuera con los demás.»
Si no estás dispuesto a invertir en ti mismo (pagando a otros por su valor), ¿cómo esperas que otros inviertan en ti?
Este fenómeno de los clientes espejo no es una simple casualidad ni una «mala racha»; es la Ley de Causa y Efecto (o Proyección, como enseña UCDM) en su máxima expresión. No vemos el mundo (ni a nuestros clientes) como son, sino como somos nosotros.
Si en nuestro interior vibra la creencia en la escasez (manifiesta en nuestro miedo a invertir, en buscar descuentos o en sentir que «no alcanza»), esa es la directiva que enviamos al universo. Y el universo, en su perfecta neutralidad, nos devuelve un reflejo exacto: clientes que operan desde esa misma creencia.
Preguntarte por qué no tengo clientes o por qué los que tienes son «difíciles» es mirar el reflejo en el espejo y enojarte con él. La sanación ocurre cuando retiramos la atención del reflejo y nos preguntamos:
«¿Dónde estoy yo siendo este cliente? ¿Dónde estoy desvalorizando el trabajo ajeno (quizás incluso inconscientemente, al consumir contenido gratuito sin agradecer o al regatear precios)? ¿Dónde siento yo que no merezco pagar (y por ende, cobrar) un valor justo?»
Al sanar esa percepción en ti, el reflejo tiene que cambiar. Es Ley. Dejar de invertir en ti mismo es, en esencia, decretar que no eres digno de inversión.
📚 El Dilema del PDF: El Reflejo de la Integridad
Un ejemplo claro es el de los libros en PDF. Me di cuenta de que yo mismo, en el pasado, consumía PDFs gratuitos de autores que vendían sus obras. Era «normal».
Pero ahora que quiero lanzar mi propio libro, la Ley de correspondencia en los negocios me confronta:
«¿Qué crees que pasaría si yo lanzo mi libro y lo pongo a la venta? ¿Crees que me lo van a comprar o crees que tal vez lo compra uno y todos se lo pasan de forma gratuita?»
Es así. Tal como eres como cliente, serán tus clientes contigo. En todos los niveles: integridad, valoración, poder adquisitivo. Si quieres que respeten tu trabajo, empieza por respetar el de los demás.
Rompiendo la Barrera: El Poder de Invertir en Ti Mismo
Entender cómo valorar tu trabajo no es una cuestión de poner un número en una etiqueta. Es un acto de reconocimiento interno que se valida a través de la acción externa.
La acción más potente para romper tus propios límites de precio es invertir en ti mismo pagando a otros por servicios o formaciones al nivel que tú aspiras cobrar.
«Si querés vender un servicio […] por $1.000, […] deberías de pagarle a alguien también un servicio una asesoría por $1.000 o más.»
🔓 El Mecanismo del Desbloqueo
Cuando tú pagas ese monto «alto» (sea $100, $1000 o $10,000):
- Rompes tu Sistema de Creencias: Demuestras a tu mente que es posible pagar eso.
- Validas el Precio: Le dices al universo: «Confirmo que este nivel de valor existe y es intercambiable».
- Te Conviertes en Prueba Viviente: Si tú lo hiciste, otro también puede hacerlo por ti.
Y no, no se trata de invertir y luego estar en carencia, escatimando o exigiendo más por lo que pagaste. Porque si lo haces, atraerás clientes espejo que harán lo mismo contigo, sin importar cuánto te paguen.
🌱 Empieza Donde Estás: Corre la Barrera
No tienes que vender tu casa para invertir. Empieza donde estás.
«¿Cuánto venís pagando por servicios? ¿$50? Listo, fíjate si lo puedes correr a $100, $200. Y vos también ofrecé servicios por esos montos.»
Se trata de correr conscientemente tu barrera mental. Cada vez que inviertes un poco más allá de tu zona de confort, amplías tu capacidad de recepción. Es como agrandar tu recipiente.
Decidir invertir en ti mismo de esta manera es decirle al universo que estás listo para recibir en ese nuevo nivel.
La Coherencia es la Clave: No Pidas lo que No Das
Esta es la esencia de cómo valorar tu trabajo desde la Consciencia: coherencia.
«Vos no podés pedir a los demás algo que vos no das. Y cuando des, vas a recibir. No antes.»
No esperes a que te paguen $1000 para tú pagar $1000. No funciona así. El universo responde a tu confianza y a tu acción basada en esa confianza.
El miedo a cobrar caro no es un miedo al número; es un miedo a reconocer tu propio valor. Y ese reconocimiento se demuestra primero al reconocer y honrar el valor en otros.
Pagar por un servicio de alto valor es un acto de fe en la abundancia del universo y en tu propio merecimiento. Es decir: «Confío en que esto lo vale, estoy dispuesto a pagarlo, y confío en que el Universo se encarga de corresponderme».
Integración: Sé el Cliente que Quieres Atraer
Si sientes que mi proyecto no avanza o te preguntas por qué no tengo clientes, la invitación de hoy es a mirar tu propio comportamiento como cliente.
La Ley de correspondencia en los negocios es implacable y perfecta. Te devuelve exactamente la energía que emites.
Aplicar esto hoy mismo:
- Observa: ¿Cómo te comportas tú al contratar servicios o comprar productos? ¿Valoras, escatimas, buscas lo gratis?
- Identifica tu Barrera: ¿Cuál es el monto máximo que te sientes cómodo pagando por un servicio similar al que tú ofreces?
- Corre la Barrera: Haz una inversión consciente en alguien que admires, un poco por encima de esa barrera. Hazlo desde la confianza y el reconocimiento, no desde la expectativa.
Al hacerlo, no solo estarás aplicando una «técnica»; estarás realizando un acto de transformación interna. Estarás sanando tu miedo a cobrar caro al demostrarte a ti mismo que el valor es real y que tú eres parte de ese flujo de abundancia.
Cómo valorar tu trabajo empieza por valorar. Punto. Valora a otros, y el universo te devolverá esa valoración multiplicada.
Un abrazo enorme. Bendiciones para tu camino.
Karel
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