Hola Semillas de Consciencia, ¿cómo están? 👋
Hoy nos zambullimos en un tema fascinante que abordamos en nuestro último episodio sobre: «Los niveles de enseñanza» según el Curso de Milagros. O como lo titulo para nuestro caso: «Emprender desde el Ser (sin importar tu experiencia)».
Si te has preguntado alguna vez a quiénes y de qué manera podemos compartir esto que nos surge del corazón, o si sientes que necesitas «saber» algo específico antes de empezar a entregar, este artículo es para vos. Vamos a desmitificar la idea de que hay niveles fijos en el camino de los maestros de Dios o emprendedores conscientes.
¿Existen realmente los niveles de enseñanza? 🤔
Nuestra mente, guiada por el ego, suele proponer una estructura lineal: primero esto, luego aquello, un curso, un máster, una enciclopedia… Pero el mensaje que surge de las fuentes es claro: los maestros de Dios no tienen un nivel de enseñanza fijo. Esto es liberador, ¿verdad?
No necesitas saber «todo» para empezar a compartir o emprender desde el ser. Cada situación de enseñanza-aprendizaje es única en sus inicios, aunque el objetivo final siempre es el mismo: llegar a ese estado de presencia y reconocimiento de nuestra verdadera esencia.
Lo maravilloso es que no hay nadie de quien no puedas aprender, y por ende, no hay nadie a quien no puedas enseñar. Esto es un ciclo de ida y vuelta constante. Da igual el «nivel» en el que creas estar, porque desde un punto de vista práctico, es imposible conocer a todo el mundo o que todos te encuentren. Por eso, el plan se enfoca en contactos muy específicos: hay personas que requieren tu asistencia particular en un momento preciso, y esto no es casualidad.
El encuentro «fortuito»: una oportunidad santa ✨
El nivel más simple de enseñanza aparenta ser bastante superficial, como un encuentro «por casualidad» en un ascensor, o dos estudiantes que se cruzan. Pero aquí está la clave: estos encuentros no ocurren al azar. Todo está íntimamente vinculado. Siempre hay un maestro y un alumno en simultáneo.
Y aquí viene una revelación: a veces, las personas con las que menos quisiéramos relacionarnos, aquellas que nos hacen enojar, sentir miedo o culpa, están siendo nuestros grandes maestros. Nos ayudan a ver y disolver esas cuestiones ocultas dentro nuestro, mostrándonos lo que estamos rechazando de nosotros mismos.
En estos instantes, incluso si solo es por un momento, es posible que dos personas pierdan de vista sus intereses separados y enfoquen su atención en el otro, transformando la relación en santa.
La ilusión de los niveles y el poder del presente 🎁
Es difícil comprender que el concepto de «niveles de enseñanza» esté tan desprovisto de significado en la realidad, tal como lo está la idea del tiempo. Nosotros solemos creer que después de algo viene un nivel más profundo, que con el tiempo comprenderemos más. Pero la verdad es que la enseñanza que necesitás aprender y compartir te está siendo revelada AHORA. La percepción de niveles es una ilusión del ego que busca ponderar y comparar.
La salvación siempre está lista y disponible en el presente. Los maestros de Dios operan en diferentes «niveles» solo si los vemos desde la comparación, lo cual es una percepción de carencia del ego. Pero si lo ves desde el instante presente, ya sos suficiente, tenés el conocimiento, las herramientas, y todo lo necesario para enseñar y aprender lo que es requerido.
Aunque las relaciones puedan parecer de distinta «duración» o intensidad (encuentros momentáneos, relaciones prolongadas, o de por vida), todas son igual de válidas en su potencial de aprendizaje. Cuando el aprendizaje en una relación concluye, el maestro se aleja; no se trata de que la relación se extienda, sino de haber visto lo que debía ser visto.
El gran secreto de la salvación, de las relaciones y de emprender conscientemente, radica en abrirse a sentir las emociones que no quisimos sentir. Cuando las vivís, se disuelven, dejándote más libre y con más energía. Es bueno vivir lo que estás viviendo cuando lo estás viviendo, y no evitarlo.
Espero que esto te haya traído luz. Aunque no lo hayas entendido racionalmente, es muy probable que lo hayas comprendido en tu corazón.
¡Te mando un abrazo enorme! Nos vemos en el próximo episodio o en nuestras mentorías grupales de «El Ser Emprendedor».
Hasta la próxima. Adiós.