Las leyes de la Curación (parte 2): El pecado

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Buenas buenas,

Que alegria que me acompañes en este bella serie sobre las Leyes de la Curación. En el episodio de hoy continuamos explorando el Curso de Milagros, adentrándonos en la segunda parte y profundizando en el pecado.

Si en la primera parte descubrimos que toda enfermedad proviene de la ilusión de separación, aquí damos un paso más: reconocer que el pecado mismo no tiene realidad.

Este recorrido no es meramente teórico, sino una invitación a mirar dentro, cuestionar nuestras creencias y abrirnos al perdón como vía de sanación.


🌿 El pecado como ilusión

El curso es directo:

“El pecado va más allá de lo que se puede corregir al ámbito de lo imposible.”

Esto significa que el pecado no solo es un error de percepción, sino una idea imposible. No puede existir en la realidad del hijo de Dios.

Sin embargo, nuestra mente separada lo experimenta como si fuera real, y a partir de ahí surge la culpa y la enfermedad. El pecado no necesita ser corregido en sí mismo, porque nunca existió: lo que necesita corrección es nuestra percepción de él.


💡 La locura de dividir a Dios

El texto señala que creer en el pecado implica imaginar un universo dividido en dos bandos: cielo e infierno, amor y venganza. Pero, ¿puede Dios estar dividido?

“Nada puede hacer que lo que no tiene sentido lo tenga, y la verdad no necesita defensas para ser verdad.”

La idea de un Dios vengativo, que se opone a su propia creación, no resiste el menor análisis. La verdad permanece inmutable: todo es Uno, y esa Unidad no puede romperse.


🌸 El perdón como función

El perdón es presentado como la única función en el mundo de las formas. No se trata de cambiar a los demás o de cambiar lo externo, sino de perdonar la percepción errónea que nos hace creer que existe el pecado.

Perdonar es volver a ver, reconocer que donde antes parecía haber ataque o error, lo único que había era una ilusión.

“El perdón elimina lo que se interpone entre tu hermano y tú.”

Cuando perdonamos, se disuelven las barreras que inventamos en la mente y recordamos la unidad del hijo de Dios.


🔑 La simplicidad de la elección

Podría parecer que llegar a este estado de conciencia es difícil, pero el curso insiste en su simplicidad. Solo se requiere una mínima disposición:

“La salvación perfecta e íntegra solo pide que desees, aunque sea mínimamente, que la verdad sea verdad.”

No es cuestión de tiempo ni de proceso lineal. Es una decisión disponible en este instante: elegir el camino del corazón, alineado con la voluntad de Dios.


🌌 De lo poco a lo Todo

El ego siempre nos lleva a acaparar, a sostener “tesoros” pequeños e insignificantes. El curso lo llama “miserables tesoros”. Pero al soltarlos, recibimos todo, porque lo que somos ya lo contiene todo.

“Es imposible perder nada si lo que tienes es lo que eres.”

La curación, entonces, no es reparar algo roto, sino recordar nuestra plenitud. No es sanar un cuerpo o una situación, sino regresar a la certeza de que nunca nos separamos de nuestra Fuente.


🙏 En resumen

En esta segunda parte de las Leyes de la Curación descubrimos que el pecado no es real, y que el perdón no es un acto moral sino un reconocimiento de la verdad.

La invitación es a volver, una y otra vez, a la disposición interior de dejar que la verdad sea verdad. Allí no hay enfermedad, no hay pecado, no hay pérdida. Solo la plenitud eterna que siempre estuvo en nosotros.

Con un abrazo grande, Hasta este instante.

Karel