La enseñanza de Jesús en la cruz: el poder del perdón

Hoy compartimos una reflexión profunda sobre el poder del perdón, inspirada en la enseñanza de Jesús en la cruz. Al recordar ese momento crucial, emerge la idea de un ser lleno de Amor que legó una enseñanza revolucionaria hace más de 2000 años.

Su Amor no solo se expresó en palabras, sino que se encarnó plenamente, llevándolo a una situación extrema donde el poder del perdón se volvió la única respuesta.


El símbolo de la crucifixión

En el camino espiritual, se comprende que todos albergamos una conexión con lo divino, la conciencia crística, la misma esencia que Jesús manifestó.

Jesús no fue una víctima, sino un Ser que representó el desapego absoluto de la ilusión del mundo material. El ego (la mente basada en la separación) solo puede ver la crucifixión como una tragedia, un ataque y una muerte. El ego necesita víctimas y verdugos para probar que la separación es real.

Pero Jesús, operando desde la conciencia crística, demostró la lección más difícil: el mundo de la forma (el cuerpo, el dolor, el ataque) no es la Realidad.

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”

Esta frase es la clave de la enseñanza de Jesús en la cruz. A pesar del dolor físico, su actitud sublime fue perdonar a sus juzgadores y verdugos en el mismo instante del sufrimiento.

Esta es la verdadera enseñanza de la crucifixión: no resistirse al destino elegido para su misión, coronándolo con la humildad de ofrecer el perdón total y completo. Él no vio «pecadores» atacándolo; vio hermanos asustados, perdidos en la ilusión, «que no saben lo que hacen».


El poder unificador del perdón

La lección de la cruz es la respuesta definitiva al sistema de pensamiento del ego. El ego se basa en el ataque y la defensa. El ego dice: «Si te atacan, defiéndete o huye. Si te hacen daño, juzga y condena».

La enseñanza de Jesús en la cruz es la demostración de la no resistencia absoluta. Es la aplicación práctica de la lección central de Un Curso de Milagros:

“Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la paz de Dios.”

En la dimensión del Espíritu (la Realidad), ningún daño verdadero es posible. El cuerpo puede ser lastimado, pero el Ser (la conciencia crística) es invulnerable.

Jesús, desde su conciencia crística, eligió perdonar porque sabía que, en Verdad, no había nada que perdonar. El ataque era una ilusión perpetrada por mentes que soñaban. Responder con ataque habría hecho real la ilusión. Respondió con perdón, y así la deshizo.

✨ La enseñanza de Jesús en la cruz y el ego

El destino de la humanidad se transformó radicalmente gracias a ese acto de Amor y perdón. Nos demostró que tenemos la misma capacidad de elegir el perdón en cada instante.

El ego se alimenta de sentirse víctima y de la separación. El perdón es veneno para el ego.

Cuando vemos a alguien que nos genera rechazo o que creemos que nos «ataca», tenemos la misma elección de Jesús. Podemos verlo como un «enemigo» (ego) o como un hermano, un hijo de la misma Fuente divina, que está pidiendo Amor de la única manera que sabe (ego).

¿Cuántas veces juzgamos, viendo un ataque donde solo hay un hermano pidiendo Amor?

Al reconocer que en esencia todos estamos interconectados, el ego pierde su fuerza. Esta es la enseñanza que Jesús nos dejó.


El renacer a través del perdón: la resurrección

Un Curso de Milagros reinterpreta radicalmente la crucifixión y la resurrección. No fueron eventos sobre un solo hombre; fueron lecciones para toda la humanidad.

  • La Crucifixión representa la totalidad del sueño del ego: la creencia en el pecado, la culpa, el ataque y la muerte.
  • La Resurrección es la demostración de que el sueño del ego es falso. La Resurrección es el despertar de la mente.

Cada vez que elegimos perdonar, algo en nosotros «resucita». El perdón no solo libera al «otro», sino que nos devuelve al instante presente, al espacio donde el Amor puede volver a respirarse.

Jesús no necesitó condiciones para perdonar; simplemente fue el perdón mismo encarnado. Así también nosotros, en cada pensamiento que soltamos y en cada juicio que dejamos ir, participamos de esa misma resurrección interior.

🕊️ La resurrección como despertar

El perdón nos recuerda que no hay error capaz de eclipsar la Luz que somos. Cada acto de comprensión es una forma de volver a la Vida, una nueva Pascua en el corazón.

La resurrección no es necesariamente un retorno físico, sino volver a despertar a la Verdad. Cada día tenemos la oportunidad de percibirnos separados (crucifixión) para luego reencontrarnos con un aprendizaje (resurrección).

El poder del perdón es la herramienta que nos permite «resucitar» de los pequeños infiernos diarios: la ira en el tráfico, el rencor hacia un familiar, la culpa por el pasado.

“El perdón es la llave de la felicidad.”

Un Curso de Milagros enseña que la crucifixión fue la lección final. Si Jesús pudo perdonar eso (el máximo ataque del ego), entonces no hay nada que nosotros no podamos perdonar. La crucifixión es la lección de que la percepción puede ser transformada.


Integración cotidiana del perdón

Aceptar desde lo profundo es disolver la ilusión del error, no perpetuarlo con violencia. Aceptar y perdonar es un acto de bondad e iluminación.

Esto no implica recibir agresiones sin límites o ser pasivos ante el daño (una confusión común del ego). El perdón es un acto interno. Un estado de perdón genuino guía la acción apropiada en el mundo de la forma.

Si alguien te ataca, el perdón interno (reconocer su Inocencia) te dará la claridad (Paz) para saber si debes irte, hablar o poner un límite, pero lo harás desde el Amor, no desde la reacción (miedo o ira).

🤝 El poder del perdón en la la vida diaria

Imaginemos el poder de ver la vida desde el perdón. De volver a despertar una vez que trascendemos la necesidad misma de perdonar (porque ya solo vemos Inocencia).

Esta reflexión sobre la enseñanza de Jesús en la cruz es para cada día, pues cada día podemos santificar nuestras acciones con Amor.

Cada entrega de Amor es completa. Al soltar con Amor, aplicamos el perdón al no necesitar nada del mundo. Al perdonar, nos abrimos a dar y recibir incondicionalmente.

En ese acto de dar desinteresadamente, con el Amor que Jesús demostró, podemos retornar al «reino de los cielos» (un estado de Paz interior), al reconocer la verdadera Luz divina que compartimos con toda la Creación.


Integración

La enseñanza de Jesús en la cruz es la lección más radical de Un Curso de Milagros y del camino de la No Dualidad: el ataque no es real, y solo el Amor lo es.

La conciencia crística es la mente que ha aceptado el poder del perdón tan completamente que ya no ve un mundo de víctimas y verdugos, sino un mundo que necesita sanación.

La Resurrección es ahora. Es la elección de ver Inocencia en lugar de culpa.

Un abrazo enorme. Bendiciones para tu camino.

Karel

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